SOBRE MAXIMILIANO

hector redes

TRINCHERA CIUDADANA

SOBRE MAXIMILIANO

Las personas que me conocen bien, saben que la intervención francesa y el efímero imperio de Maximiliano son una de mis etapas favoritas de la historia de México, por el contexto nacional y europeo, además de los fascinantes personajes que en ella participaron, hayan sido del bando liberal o del conservador.

Me llamó mucho la atención enterarme que en una iglesia de la colonia Polanco en la Ciudad de México, se llevó a cabo una misa conmemorativa por el 150 aniversario del fusilamiento del archiduque austriaco, así como de los militares Miguel Miramón y Tomás Mejía, 2 de sus más fieles colaboradores. En la capital de la república se ha presentado una puesta en escena en el mismísimo Castillo de Chapultepec, basada en la novela histórica “Imperio”, autoría de Héctor Zagal; en Celaya tuvimos hace pocos días el monólogo “Carlota emperatriz de México, loca de amor” y en Querétaro se llevó a cabo la obra teatral “Yo, Maximiliano” en el Cerro de las Campanas, en el Teatro de la República y en el Museo de la Restauración de la República; en este último sitio también ha ofrecido conferencias Carlos de Habsburgo, sobrino de Maximiliano.

La semana pasada, mi tío Efrén Ortiz compartió en mi muro de Facebook un artículo escrito por Sara Sefchovich en El Universal, en donde critica lo que ella considera “el afán por querer reivindicar a un príncipe extranjero apoyado por las armas francesas”. El texto de la autora es excelente y vale la pena que ustedes amables lectores, lo lean si es que tienen interés, porque el tema sigue generando polémica y creo que no podemos ver la historia patria de forma maniquea, es menester alejarnos de los extremos.

Es cierto que la llegada de Maximiliano se da en un contexto totalmente irracional por parte de Napoleón III, es cierto que en México existía un presidente constitucional que era Benito Juárez, es verdad que las intenciones colonialistas del emperador de los franceses fueron el motivo principal del arribo de sus tropas a México y no la ayuda a un país maltrecho y sufrido como el nuestro. Es verdad que los conservadores le mintieron a Maximiliano cuando le aseguraron que el pueblo todo lo esperaba con alegría, pero también es cierto que José María Gutiérrez  de Estrada, uno de los más entusiastas impulsores del imperio, fue en el pasado liberal y federalista, pero se cansó de ver a un país desgarrado por innumerables asonadas contra un sinfín de presidentes en turno, es verdad que Maximiliano desoyó las voces de quienes le aconsejaban no venir a México porque la invasión había atropellado el orden constitucional y el partido liberal estaba muy lejos de estar extinto, es verdad también que Maximiliano resultó más liberal de lo que creían los conservadores y ratificó a su llegada las Leyes de Reforma, así como previamente le había advertido al Papa Pío IX que su deber primordial era para con su patria adoptiva (México) y no con la iglesia.

Dice Fernando del Paso en las conclusiones de su genial obra “Noticias del Imperio” que Maximiliano y Carlota no pasan de ser una breve mención en una olvidada nota al pie de página en la historia europea, en cambio, se volvieron personajes cruciales en la historia de México.

Yo celebro la polémica y el estudio de los personajes históricos. No aplaudo los mitos que tanto daño nos han hecho y tampoco la visión patriotera de nuestro país, creo que hay que tomarlo todo en la justa medida y hacer una valoración alejada de los fanatismos.

Sé que mi amigo Pablo Serrano Álvarez no estará de acuerdo conmigo, pero las diversas opiniones son fundamentales para enriquecer nuestros criterios.

Twitter:@gomez_cortina

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