UN DILEMA PARA PEÑA NIETO

hector redes

TRINCHERA CIUDADANA



UN DILEMA PARA PEÑA NIETO

Elegir entre Ricardo Anaya y Andrés Manuel López Obrador. Ese es el dilema que podría enfrentar el presidente Peña Nieto si las tendencias electorales se mantienen como hasta ahora. Aunque aún falta tiempo y el escenario pudiera modificarse tomando en cuenta varios factores, el estancamiento de José Antonio Meade debe tener preocupadísimo al presidente y a su primer círculo, pues en esta ocasión a diferencia de hace 6 años, el Primer Mandatario no tiene un plan “b” del cual echar mano y asegurar un pacto de impunidad para sí y para los suyos.

A estas alturas del 2012 ya se veía que la elección presidencial sería entre 2 contrincantes. El popular ex gobernador Enrique Peña Nieto llegaba presumiendo una imagen de eficacia y pragmatismo al gobernar y se enorgullecía por una aplastante victoria electoral en el Estado de México en donde heredó el poder a Eruviel Ávila. AMLO aparecía con renovados bríos y con el respaldo de su principal contrincante, Marcelo Ebrard, quien no quiso fracturar al PRD y apoyó a AMLO. La candidata del PAN Josefina Vázquez Mota estaba aniquilada, abandonada por el presidente Calderón y por su propio partido, se convirtió en una figura decorativa del ajedrez político de aquél año electoral y quedó en un lejano tercer lugar. Felipe Calderón tuvo pues su plan “b” en Peña Nieto, o quizá Peña Nieto fue siempre su plan “a”; el michoacano pudo pactar una transición tersa ofreciendo su respaldo de facto, evitando a toda costa que triunfara López Obrador y asegurando también tranquilidad para su persona y sus colaboradores. Peña, hoy por hoy no tiene una opción a su juicio agradable.

A pesar de la ofrecida amnistía a los narcotraficantes, a pesar de decir que él no va a perseguir a nadie, de decir que habrá borrón y cuenta nueva, no creo que el presidente confíe en quien siempre ha asegurado que existe una mafia en el poder que lo ha apartado de la silla presidencial y de la que ha reiterado en innumerables ocasiones, Peña y su entorno son miembros distinguidos, además de que no se ha cansado de señalar que el actual gobierno es corrupto. Por el otro lado aparece un Ricardo Anaya que ha sido el más enjundioso con el discurso de la corrupción, aunque sin mucha sustancia, sí ha dicho que hará cumplir la ley “caiga quien caiga” y que en caso de haber irregularidades en la actual administración, se fincarán las responsabilidades respectivas, eso sin mencionar su compromiso para que las fiscalías sean autónomas y cuenten con asistencia internacional, algo parecido a la CICIG en Guatemala.

Por lo anteriormente dicho es que el gobierno actual está utilizando a la PGR como un instrumento de coerción política, hostigando al rival al que le teme. No nos espantemos, el PAN también hizo uso de la PGR para enlodar candidatos en el pasado.

Aún falta tiempo, pero de no modificarse la situación, ¿qué hará Peña? ¿AMLO o Anaya?


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Viernes 09 de marzo del 2018

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