Celaya Internacional.
#KEN BUGUL
Vemos un noticiero, leemos el diario, leemos noticias en internet, todas y cada una de ellas de corta vigencia, es lo que más llama la atención, noticias que sea igual que muchas de nuestras actividades del día, felices pero efímeras, que nada nos detenga o frene nuestro correr diario.
Dentro de esas noticias, siempre que hablamos de conflictos, refugiados, pateras y papeles mojados, hoy tan de moda, indudablemente nuestra mente vuela hacia humanos de color, humanos que vemos muy lejanos, humanos de quienes sus penas y crisis no son nuestras, ¡están tan lejos!, las reacciones al refugio, asilo y repatriación de esas personas que llegan todos los días por el Mediterráneo, se terminan en cuanto otra noticia llega, en pocas palabras, solo vemos la parte dolorosa de un Continente olvidado.
¡África! y no me refiero a la tan famosa canción de 1983 del grupo estadounidense Toto, me refiero al enorme continente que está justo debajo de Europa, y junto al Sudeste asiático, bien, no es la primera vez que escribo sobre ella, sobre esa tierra misteriosa de grandes animales y paisajes majestuosos con gente de sonrisa blanca, amplia y franca, con piel de ébano que luce más bajo los rayos del Sol, alguien me preguntaba hace poco el porqué de mi fascinación del tercer continente más grande del mundo, pues, mi interés es por la concepción errónea o muy parcial de lo que es África y por supuesto también busco entender hacia dónde va.
Decía líneas arriba que solamente leemos o vemos lo negativo, los esfuerzos por salir adelante y que a nuestros ojos son casi imposibles, en general como continente y en lo individual a cada país, uno de los muchos temas que preocupan a quienes admiramos e intentamos comprender todo el mosaico que significa un continente árabe y negro, básicamente, con unas pocas chispas blancas, aunque también hay minorías cristianas, católicas y judías, debo reconocer que son los musulmanes y la religión tradicional las que dominan las prácticas sociales, económicas y políticas, pues bien, decía que uno de los muchos temas es la situación de la mujer, en verdad querido lector, siempre se polariza la opinión en este tema, por un lado, las ponemos en un pedestal de mártires y víctimas y por otro, las enaltecemos por sus logros atléticos, los espacios políticos que comienzan a ocupar, etc., pero no se observa la lucha intermedia.
Quisiera hacer algunas conceptualizaciones de lo que veo será África este siglo XXI, comenzaré por reconocer la enorme brecha de injusticia que vive una mujer africana, ya sea en su país de origen o bien en algún otro, recién acabamos de conocer la noticia sobre el ataque a la atleta italiana de origen nigeriano quien este pasado lunes fue víctima de discriminación y antes de ella un marroquí, la oleada de acciones xenófobas y racistas persiguen a aquellos que ya son perseguidos hasta en su tierra natal, todos los días llegan pateras repletas de personas que provienen de diferentes partes del continente, la migración masiva que se está originando nos hace pensar que nada tiene ya remedio y por otro lado los organismos internacionales nos señalan el triunfo que van teniendo las mujeres que se han organizado y que están consiguiendo sacar a su familia adelante, a pesar de todo.
Muy bien, eso ya lo sabíamos, sin embargo quiero hacer énfasis en el futuro del continente, y no es sino la feminización de África, sí, aún hay mucho por hacer, aún hay mucho que debe lograrse en materia de derechos de las mujeres, sin embargo a partir del 2007 hemos visto cómo en varios congresos nacionales como en el Congo, Sudáfrica, Malí, entre otros países, los escaños son ocupados por una mayoría de mujeres que buscan más acuerdos, de los 54 países que conforman el continente, 10 por ciento son dirigidos por mujeres, o sea, se está regresando al esquema pre colonial, el matriarcado, si bien es cierto, aún para ser escritora o feminista, hay que esconderse y que el uso de la burka sea meramente para mantenerse “a salvo” de sus acosadores, muchas de ellas, muchas mujeres, comienzan a transformar su visón, ya no se casan tan jóvenes, en algunos países ya no es mal visto ser madre soltera, han formado cooperativas de mujeres porque los esquemas que el Fondo Monetario Internacional y el Banco Mundial les ofrecieron las esclavizaban en un sistema de endeudamiento permanente en el que solamente trabajaban para pagar sin lograr mejorar su situación.
No digo que la vida les sonría, que para el 2020 ya se habrá acabado la pobreza, los gobiernos militaristas y dictatoriales o la explotación desmedida, pero si digo que irá avanzando de la mano de las mujeres y que aprovechando que la Unión Africana nombró a esta segunda década del siglo XXI como “la década de la mujer” podremos comenzar a ver algunos pequeños cambios, y que las acciones que ahora se comienzan a tomar en beneficio de las mujeres podrán dar sus frutos.
Y mire querido lector, aquí la particularidad de la mujer africana a diferencia de la mujer occidental, es que la primera ha comenzado a retomar su papel en las decisiones sociales; primero reconociendo la importancia de su vientre, que es de ella de donde nacerá el futuro, que la mayoría son cabezas de familia, en varios lugares ya se permite el divorcio y a qué puedan recibir la mitad del patrimonio familiar e incluso la tenencia de la tierra, en lugares como la zona del Golfo de Benin son grupos de mujeres las que manejan el comercio internacional a través de lo que mejor saben hacer, las artesanías, pero también las hay escritoras, cineastas, músicas (la mujer africana es la principal embajadora de los ritmos), el problema al que ahora se enfrentan es que con el desarrollo desde occidente de los movimientos ciudadanos, los políticos las manipulan muchas veces para poder mantenerse en el poder o bien acceder a este, porque es la mujer la más activa dentro de esas movilizaciones, porque busca el beneficio y desarrollo social pero sin dejar de lado su papel de creadora de vida, este es un punto muy importante, porque en el pasado, antes de la colonia, esto le permitía tomar las decisiones fundamentales de la sociedad. .
Entonces, puedo señalar que aunque aún hay mucho por hacer, principalmente en materia de educación, así como poder erradicar la ignorancia que aún prevalece, de seguir combatiendo la práctica de la mutilación genital femenina, de los matrimonios infantiles, las mujeres africanas, comienzan a hacer cambios pequeños desde el seno familiar pero que sin lugar a dudas harán retumbar los tambores a los pies del Kilimanjaro, porque África esta viva y la mujer a ayudado a ello, la mujer africana comienza a dejar de ser KEN BUGUL “la que nadie quiere”.