“La única realidad es la que tenemos dentro de nosotros”
Lo único que jamás morirá es nuestra esencia, aquello que no vemos pero que nos impulsa en el día a día a transformar, crear, imaginar.
Todo lo externo tarde o temprano dejará de existir, dejará de darnos un servicio, pasaremos del estado material al mundo de lo espiritual, donde tal vez otras necesidades, otras reglas, imperarán sobre la realidad que ahora estará a nuestro alcance.
Disfrutemos de todo lo que este mundo nos ofrece, ese es su fin, su cometido. Todo es bueno en su justa medida, el problema comienza a presentarse cuando hacemos un mal uso de lo que tenemos para poder vivir tranquilamente.
En ocasiones hemos perdido rumbo del fin último de todas las cosas, ellas nos recuerdan que los que sufrimos la mayor parte de estragos por el tiempo somos nosotros. Ellas posiblemente se puedan regenerar, reparar, pero en el caso de uno como humano, como seres biológicos, no.
Date a la tarea de alimentar aquello que trascenderá, tu alma, claro, sin descuidar el vehículo para que se manifiesta esa alma, tu cuerpo. Todo tiene un sentido, una razón de ser, la tarea es descubrirla.
Proyéctate al futuro, no dejes de soñar, de pensar, de crear en tu pensamiento, ya que ahí está la chispa de todo lo que hasta el día de hoy se ha vuelto realidad. Así como una chispa de fuego puede producir un gran incendio, así son las chispas de nuestros pensamientos… pueden crear “grandes incendios” en el presente.
Cada día concéntrate en aquello que deseas alcanzar. Tal vez no se presenten las cosas como quisieras, pero aquello que se salga de tu control mental tómalo como una lección por aprender, y es que así es, por tal motivo aunque te muevas o cambies de lugar siempre te estará persiguiendo, porque es una lección que deberás aprobar, pero no dejes de desfallecer, tú sigue creyendo, sigue creando.
Mantén el equilibrio, aliméntate de todo lo que yace a tu alrededor, ya que tarde o temprano te servirá para algo. La vida se trata de ir aprendiendo con una filosofía de servir, de respetar el proceso de cada uno, ya que los procesos son diferentes. Sigue creyendo en ti, en el gran tesoro que está dentro de ti, en tu interior, en el silencio, en la quietud de tu alma.
“No hay otra realidad que la que tenemos dentro de nosotros”. Herman Hesse.
