A propósito de la visita en noviembre del grupo Blur al Corona Capital, festival al que no asistiré por lo manchadón del precio de los boletos, de consolación me puse a ver videos de sus conciertos en este 2023. Para mi asombro, en el intro de sus presentaciones eligieron el tema instrumental Tales of the unexpected, (https://www.youtube.com/watch?v=RuJ0FRgVnB0) una pieza tipo carrusel de feria creada para la serie inglesa homónima de suspenso.
Mi sorpresa fue porque retomaron una composición de un programa poco conocido y casi olvidado que veía en mi niñez con mis entrañables consanguíneos. La serie era transmitida por televisión los viernes a las 10 de la noche por Canal 13 y se titulaba Misterio en su casa, con duración de una hora dividida en un capítulo de la australiana The evil touch y otra de Tales of the unexpected, basaba esta última en escritos de la autoría del inglés Roald Dahl.
Confieso que esos viernes no dormía por andar haciéndole al valiente viendo esos Relatos de lo inexplicable, con una introducción y créditos finales que me dejaron traumado por varios años (https://www.youtube.com/watch?v=Oc46Gk-6qrA. Los capítulos eran presentados por el mismo Roald y estaban llenos de intriga y humor negro, aderezados de finales con alguna escena o grito sorpresivo para que el espectador interpretara los desenlaces.
Roald Dahl nació en 1916, un polifacético escritor con la capacidad de traumar con sus relatos a chamacos mexicanos, que crear novelas, poesías y cuentos, hoy clásicos por sus adaptaciones a la televisión y al cine. Sus primeros textos se leían en varios periódicos y revistas, como Playboy; ya después tendría la oportunidad de escribir guiones para la serie pionera del suspenso televisivo: Alfred Hitchcock presenta, creada en 1955.
Comenté líneas arriba la versatilidad de Dahl al crear simultáneamente historias de misterio con otras dirigidos al público infantil, emparentados por cierta dosis de terror, como consta en Jim y el durazno gigante, su primera obra exitosa que trata sobre un niño huérfano, debido a que su madre y padre los devora un rinoceronte que se escapó del zoológico. Criado por unas tías medio gandallas y explotadoras, logra escapar para realizar –literal- un viajesote con seres extraordinarios que terminará en Nueva York. Esta fábula de 1961, fue presentada más ligera por la casa Disney, en 1996.
El siguiente logro de Dahl, fue una narración inspirada en su infancia transcurrida en Bournville, Inglaterra, sede de la empresa chocolatera Cadbury. Cuando producían un chocolate nuevo, el personal de la fábrica llevaba las golosinas para repartirlas entre el alumnado de la escuela donde estudiaba el pequeño Dahl y así saber su opinión. El futuro escritor se imaginaba que algún día iba inventar un nuevo chocolate, se lo entregaría al dueño de Cadbury y así lo podría conocer.
Charlie y la fábrica de chocolate fue editado en 1964, sin estar exento de críticas porque los oompa loompas, ayudantes de Willie Wonka, el dueño de la chocolatera en el cuento, recibían tratos de esclavos. Se modificaron los personajes y de esclavos pasaron a pigmeos africanos, luego a hippies enanos y terminaron de galanes, ya que, en su última versión, los describen con el cabello rubio y largo. Por cierto, en la primera adaptación cinematográfica de 1971, Dalh fue el guionista y si algún día andan por Bournville, pueden tener una experiencia similar a Charlie y visitar la fábrica Cadbury, cuyos productos datan de hace más de 200 años.
Otra fábula de Dahl llevada a las pantallas es El fantástico señor Zorro (1970), dirigida por Wes Anderson (2009) con animación stop motion, película que le ganó el Oscar a Up de Disney-Pixar. La versión en su idioma original no tiene desperdicio por las voces de George Clooney, Meryl Streep, Bill Murray, Owen Wilson y William Defoe, en una historia de un zorro retirado a la vida y trabajo rutinario, fingiendo roles por el bien de quienes lo rodean.
El señor Zorro en algún punto vuelve a hacer a escondidas lo que le apasiona: robar aves de corral; su condición natural. Es aquí lo interesante del relato -con su carga de moraleja, al igual que la mayoría de sus escritos- por reivindicar al protagonista, en una alegoría de que no podemos llevar una vida simulada, debido a que en algún momento detonará ese disfraz. Libro y película muy recomendables.
Durante los setenta, Roald continuó escribiendo todo tipo de publicaciones, entre ellas Relatos de lo inexplicable, una compilación de sus cuentos de suspenso, producidos después para la televisión y transmitidos de 1979 a 1988, con algunos capítulos ya vistos en el citado Alfred Hitchcock presenta, pero modificados para el programa de Roald.
Los ochenta todavía serían fructíferos. De sus trabajos llevados al séptimo arte destacan El gigante bonanchón (1982), conocido en nuestro país como El buen amigo gigante y dirigida por Steven Spielberg; Las brujas (1983), con doble adaptación, la primera en 1990, estelarizada por Anjelica Huston y recientemente en 2020, protagonizada por Anne Hathaway, y Matilda (1988), la niña de habilidades telequinéticas, que en su versión cinematográfica se ha convertido en un clásico familiar, rivalizando con Titanic para película más vista en los días de flojera.
El escritor inglés murió en 1990 a los 74 años, dejando un vasto legado para la cultura popular de la que es seguro la mayoría conocemos una de sus obras. En cuanto a su servidor, no iré a escuchar a Blur por esta ocasión, pero viendo el intro de sus conciertos, me hizo recordar un programa que me dejó acalambrado por varios años, un miedo que pude superar, tal como lo describiría una moraleja narrativa del fantástico señor Dahl.
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