El 2022 se encuentra en su etapa terminal y como en cualquier ciclo, hacemos remembranzas de lo que no se hizo, lo realizado y lo pendiente para realizarse, como citan los clásicos, si la vida nos alcanza.
Lo que nos alcanzó este año fue para regresar a las salas cinematográficas con mayor libertad después de los complicados días COVID, incluso con algunos trabajos enlatados para estrenarse en la pantalla grande, rivalizando con los servicios de streaming, cada vez más posicionados en el gusto del espectador.
Ya sea cinemas o plataformas, el entretenimiento no son lo que se dice económicos. En la primera opción, cuéntele los costos del boleto, dulcería, estacionamiento y eso metiendo de contrabando papas y chesquines. Por plataforma, el desembolso será mensual, pero súmele la inversión anual y de pilón hay filmes y programas con cargo extra. Todo sea por el cine.
Les comparto mi opinión a cinco películas del 2022; sin una clasificación y menos un premio honorífico desde esta humilde columna, esa labor se la dejamos a los jurados que se las gastan en polemizar con decisiones que para acabarla no dejan satisfecho al respetable. Van:
Red (Turning red; Domme Shi) Sin la candidez de la mayoría de sus protagonistas femeninas, sin la miel de sus princesas, Disney-Pixar nos presentó a Mei, una chica de trece años con sus respectivos conflictos emocionales derivados entre varios aspectos, del inicio de sus periodos menstruales, en una analogía representada cuando se transforma en un panda gigante rojo; tema poco tratado en el séptimo arte (Carrie, De Palma, 1976).
Aparte de la trama bien llevada y las excelentes animaciones, Mei rompe la cuarta pared para literal, ponernos en sus zapatos en una etapa por demás difícil para cualquier adolescente. La cinta estaba contemplada para estrenarse en cinemas, sin embargo, optaron por mostrarla en Disney +. A saber, si las buenas conciencias frenaron la iniciativa.
Todo en todas partes al mismo tiempo (Everything Everywhere All at Once; Kwan, Scheinert) ¿Cómo lograr la atención de adultos no afines a los multiversos tan de moda? La respuesta aquí la encuentran en una película con un guion arriesgado, excelentes actuaciones y una trama sin catalogación, mezclados en una licuadora ruidosa, de esas que solo quieres apagarla lo antes posible.
Rayando en ocasiones en el exceso por la saturación de imágenes, así como porrazos influenciados en las películas de Bruce Lee y Jackie Chan, la cinta se compensa con metáforas y diálogos existenciales, como ocurre en un desierto muy Kubrick: “no tienes de que preocuparte, solo sé una roca”.
Batman (The Batman, Reeves) Debo decir que no soy fan de las cintas de superhéroes, salvo las de Batman, al considerarlo digamos, un personaje más humano. Después de la trilogía de Cristopher Nolan y al ver años después el fiasco del interpretado por Ben Affleck, creí innecesaria otra cinta basada en los comics de Frank Miller, pero Hollywood se las gasta para sorprendernos.
Matt Reeves nos convenció con una historia por demás oscura, no apta para el público infantil, con un Robert Pattinson despojado desde hace tiempo del papel de vampirito Marinela para interpretar a un hombre murciélago lastimado, cansado, con dudas sobre su labor auto impuesta de paladín de la justicia. Nunca se había escuchado mejor a Nirvana y su Something in the way en la desolación de Gotham City.
Tori y Lokita (Tori et Lokita, Dardenne) Nos salimos de Hollywood con esta película originaria de Bélgica que presenta como eje la historia migratoria de una adolescente, un niño africano y su relación inquebrantable en situaciones adversas, en un país al que no pertenecen, en una temática que solo cambia de nombre y lugar ante un problema despreciado por la nación que ustedes gusten nombrarme.
El cine se ha encargado de mostrarnos la migración de una manera cruda, brutal y la versión de los hermanos Dardenne no es la excepción. Al igual que varias cintas con esta temática (La Jaula de oro, Quemada, 2013), el realismo corre a cargo de actores sin experiencia; convincentes, en una trama paradójicamente triste e ilusoria.
Pinocho (Pinocchio, del Toro) No se puede decir sea una película mexicana. Sí, con colaboradores connacionales, incluyendo al tapatío que todos quieren, -no me refiero al Canelo Álvarez o al Checo Pérez- Guillermo del Toro como mandamás de un trabajo de stop motion con estreno en Netflix, por coproducirla y con la oportunidad para su proyección a lo largo del país en pequeñas salas cinematográficas que no olieran a Cinemex y Cinépolis.
Con animaciones y estética que recuerdan a Kubo y las dos cuerdas mágicas (Knight, 2006), del Toro supo imprimir en su Pinocho las criaturas de fantasía a las que nos ha acostumbrado, además de conectar el desarrollo de sus cintas con momentos históricos, en este caso la Italia de Mussolini.
Tuve la oportunidad de verla en el cine en función privada, ya que mi acompañante y su servidor éramos los únicos espectadores; ignoro si porque la función estaba en idioma original con subtítulos, lo cual no tiene pierde por las voces de Ewan McGregor, Cate Blanchett, Christoph Waltz y sobre todo la de Gregory Mann (a) Pinocho. Recomendable para quienes gustan los nudos en la garganta.
Mis cinco películas del 2022; un breve listado para despedir el año, que espero haya sido satisfactorio, si la vida nos alcanza.
Me despido con el agradecimiento del tiempo que se toman para leer esta columna. Es un gusto escribir, compartir y recibir sus comentarios y críticas para realizar una mejor labor.
Nos leemos en el 2023.
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