El derrumbe del progreso social en México; la realidad más allá de las mañaneras

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Desde el año 2015, la Asociación Civil ‘México, ¿cómo vamos?’ en conjunto con la iniciativa ‘Social Progress Imperative’ presentan el Índice de Progreso Social (IPS), el cual es una medición sólida y objetiva del desempeño social en el país y en las entidades federativas, en cuanto a la evolución de indicadores  sociales y ambientales que capturan la situación en tres dimensiones del progreso social: 1. Necesidades humanas básicas; 2. Fundamentos del bienestar y 3. Oportunidades. El objetivo del índice es evaluar tres preguntas que son realmente importantes en la vida cotidiana de las y los mexicanos: ¿tengo un hogar que me brinde protección?, ¿tengo suficiente para comer? y ¿tengo acceso a educación?

En el presente mes de noviembre fueron publicados los resultados de la medición del IPS para el año 2021, resultando el segundo año con la peor medición de progreso social desde que se tiene registro en el país. El avance en materia del IPS generado entre el 2015 y el 2018 fue de 1.9 puntos; sin embargo entre el 2018 y el 2021, el IPS se redujo en 1.8 puntos, anulando prácticamente todo el progreso acumulado entre los tres años previos al 2018. Es importante señalar que la contracción del IPS no inició en el 2020 a raíz de la crisis de salud generada por la Pandemia, pues desde el ejercicio 2019 el progreso social en México ya mostró una contracción del 0.5 por ciento con respecto al 2018.

Hagamos un repaso de qué ha sucedido con el progreso social en México entre el 2018 y el 2021 basándonos en la metodología del IPS. La primera dimensión del índice, ‘necesidades humanas básicas’ evalúa la calidad y disponibilidad de servicios y condiciones necesarias para otorgar un nivel de vida adecuado a la población a partir de la situación de cuatro componentes: nutrición y cuidados médicos básicos, agua y saneamiento, vivienda y seguridad personal. La reducción del progreso social por la situación de esta dimensión es la que muestra el peor desempeño entre las tres dimensiones medidas en el índice; entre el 2018 y el 2021 la dimensión que mide las necesidades humanas básicas se ha reducido 5.9 por ciento y se encuentra en su peor nivel histórico desde que existe registro.

Particularmente, en el componente de ‘nutrición y cuidados médicos básicos, la reducción en el progreso social entre el 2018 y el 2021 fue escandalosa, el 39.3 por ciento. En este sentido, no fue solo el incremento en las tasas de mortalidad causadas por la COVID las que afectaron el desempeño de este componente; desafortunadamente, el incremento en la tasa de mortalidad materna e infantil resultó, entre el 2020 y el 2021, mayor al incremento observado en la tasa de mortalidad por enfermedades infecciosas.  Aguascalientes y Coahuila son las entidades con el mejor desempeño en la dimensión de ‘necesidades humanas básicas’ en el 2021; Oaxaca y Chiapas son las peores.

La segunda dimensión que compone el IPS es la que mide los fundamentos del bienestar, la cual evalúa a la calidad de la educación y la información disponible en cada estado, así como la situación de los componentes ambientales y relevantes para la salud de sus habitantes. La dimensión se evalúa a partir de 4 componentes: acceso a conocimientos básicos, acceso a información y comunicaciones, salud y bienestar y calidad medioambiental. Entre el 2018 y el 2021, la dimensión de ‘fundamentos del bienestar’ se redujo 4.3 por ciento, afectada principalmente por el componente de ‘salud y bienestar’ el cual se redujo en 17.11 por ciento por los efectos directos e indirectos de la Pandemia. Sin embargo, es destacable la contracción que a su vez sufrió el componente de ‘acceso a conocimientos básicos’, el cual se redujo 11.7 por ciento explicado principalmente por el rezago educativo generado ante la ineficiente estrategia de educación diseñada para enfrentar el cierre de escuelas por el aislamiento social al que nos forzó la COVID. En la dimensión ‘fundamentos del bienestar’ las entidades con el mejor desempeño en el 2021 fueron la Ciudad de México y Quintana Roo; las peores fueron Veracruz y Oaxaca.

La tercera dimensión que constituye el IPS es la de la dimensión de ‘Oportunidades’, la cual evalúa las posibilidades y herramientas a las que las y los habitantes de cada entidad federativa pueden acceder para lograr un mayor desarrollo personal y profesional; la dimensión mide 4 componentes: derechos personales, libertad personal y de elección, inclusión y acceso a educación superior. Entre el 2018 y el 2021, el índice se incrementó en México en un 3.3 por ciento. Resulta necesario aclarar que aunque el país ha mostrado progreso en esta dimensión, su índice es el más bajo entre las tres dimensiones que incluye el IPS.

El incremento en el índice  de la dimensión de ‘Oportunidades’ se explica por el progreso observado en el componente de inclusión, observándose incrementos en la confianza en las y los vecinos y en la paridad de género en congresos locales, así como la reducción en el porcentaje de personas que desaprueban el matrimonio igualitario y las tasas de analfabetismo de personas indígenas y personas con discapacidad.  Las entidades que muestran el mejor desempeño en la dimensión de ‘Oportunidades’ en el 2021 son la Ciudad de México y Tamaulipas; las peores son Chiapas y Guerrero.

El escenario emergente que presenta el progreso social en México exige de estrategias que atiendan a la población con enfoque intensivo en los sectores más vulnerables de ella. La paradoja es evidente; hoy con más de 3.5 millones de pobres de los que existían en el 2018, con una contracción en los niveles del progreso social, con una mayor pobreza laboral y una profunda contracción del Productos Interno Bruto per cápita, podemos afirmar que este gobierno ha fallado en la encomienda de combatir la pobreza. Cualquier idea contraria es solo demagogia.

La virtud del justo medio

Guanajuato sigue mostrándose como una entidad de grandes contrastes en materia de progreso social; ocupa la nada honrosa posición 22 entre las 32 entidades federativas. La dimensión de ‘necesidades humanas básicas’ es la que muestra el mejor desempeño en el estado, ocupando la posición número 11. Al interior de esta dimensión, el estado muestra fortalezas  a nivel nacional por las bajas tasas de mortalidad materna e infantil, la segunda y tercera más bajas del país. Dentro de esta dimensión, el estado muestra un bajísimo resultado en el índice de delincuencia organizada y tasa de homicidios. Por otro lado, en la dimensión de ‘Oportunidades’, la entidad se encuentra en la posición 28 de 32, afectado por la baja participación de la población en los procesos electorales, la alta tasa de analfabetismo en personas con discapacidad y el alto porcentaje de jóvenes entre 15 y 24 años que no estudian ni trabajan.

 

 

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