El ‘súper peso’

Al cierre del pasado viernes 10 de marzo, el tipo de cambio fix se ubicó en 18.40 pesos por dólar americano; cuatro días antes el tipo de cambio fix tocó un piso de 17.96 pesos por dólar, nivel que no se observaba desde septiembre del 2017. En los últimos doce meses, el peso se apreció en un 12.2 por ciento, al observar caer el valor del dólar de 20.97 a 18.40 pesos. El hecho ha despertado euforia entre quienes, con bases solo normativas, aseguran tajantemente que el tipo de cambio actual es una muestra del éxito económico del país y una señal de sanidad de las variables macroeconómicas en México. Desafortunadamente, nada es más falso que ello.

Expliquemos primeramente las razones que tienen al tipo de cambio en niveles cercanos a los 18 pesos por dólar. ¿Usted ha escuchado que  la tasa de interés de referencia en México se encuentra en niveles nunca antes observados desde que existe registro de ella?, o peor aún, ¿tiene Usted un crédito a tasa variable y ha observado el incremento exponencial en los intereses que le cargan mes con mes? Pues es justo,  la tasa de interés, una de las principales causas que ha construido el ‘súper peso’ en estas semanas. La tasa de interés de referencia es el objetivo establecido por el Banco de México para la tasa de interés en operaciones de fondeo interbancario a un día y con ello se convierte en el detonante que mueve y determina el valor del dinero en el país. Si el banco central sube la tasa de interés objetivo, las tasas de interés que cobra y que pagan las instituciones financieras subirán junto con la de referencia.

Hace apenas un año, la tasa de interés objetivo en México se ubicaba en el 6.0 por ciento; ante el crecimiento desbordado de la inflación en los últimos meses, el Banco de México ha ido aumentando la tasa de interés de referencia con la finalidad de ‘encarecer el dinero’ y con ello desincentivar la demanda de bienes y servicios en el país para, finalmente, controlar el crecimiento de los precios. En los últimos doce meses, el Banco de México ha aumentado en nueve ocasiones la tasa de interés que en este momento se encuentra ya en el 11.0 por ciento; ello implica un incremento del 83 por ciento en el costo del dinero en México. Sin duda una carga muy pesada para las empresas, los consumidores y los gobiernos, en sus tres niveles, que tienen créditos contratados a tasa variable, pero también sin duda un jugoso atractivo para la inversión que persigue altas tasa de interés.

El crecimiento de la tasa de interés en México ha sido mucho más acelerado que el crecimiento de la tasa en otras partes del Mundo, incluidos los mercados financieros de mayor actividad como el norteamericano, el europeo y el japonés. Hace un año la diferencia entre la tasa de interés de referencia en México y la de Estados Unidos era de 5.75 por ciento; es decir, un inversionista recibía un premio de 5.75 por ciento por asumir el riesgo de invertir en pesos en lugar de hacerlo en dólares. Hoy en día, el diferencial de la tasa de interés entre México y Estados Unidos es del 6.5 por ciento, lo cual significa que hay un premio 13 por ciento mayor para quienes inviertan en pesos mexicanos, aunque los propios mexicanos lloren cada mes al momento de pagar sus créditos a tasa variable.

Los niveles de la tasa de interés han atraído una gran cantidad de dólares al país, que han convertido al dólar en un bien abundante. Al mismo tiempo, la lenta recuperación económica en México mantiene una baja demanda de dólares. Lo demás es ley de oferta y  demanda pura y dura. ¿Qué le pasa al precio de un bien cuya oferta abunda y cuya demanda es baja? ¡Ahí lo tiene! El precio baja. La abundante oferta de dólares por la entrada de dividas para invertirse en el mercado financiero mexicano y la baja demanda de dólares por la lenta actividad económica en el país han propiciado la caída en picada del precio del dólar.

Al aumento sin precedente de la tasa de interés de referencia en el país, se suman tres factores que han potenciado la sobreoferta de dólares en México: el aumento de las exportaciones, la entrada histórica de remesas y los efectos del nearshoring. Cualquier análisis objetivo debería de reconocer que el dinamismo de estas tres variables se explica por el desempeño de la actividad económica en Estados Unidos y no obedece al desempeño de la economía mexicana. Hay exportaciones mexicanas porque hay consumo e inversión en Estados Unidos con quien tenemos tratado de libre comercio –algo muy neoliberal, por cierto. Hay entrada de remesas porque hay demanda de trabajo en Estados Unidos –algo que nos debería de avergonzar, por cierto. Hay inversión porque, ante el aumento de los costos logísticos, la producción busca estar cerca de su mercado de consumo, el de Estados Unidos –con quien nos hemos empeñado en enemistarnos, por cierto.

Y es así como, quienes celebran la caída del tipo de cambio como un logro de la política económica de México mienten, por ignorancia o por manipulación, pero mienten. ¡Y aún hay más! ¿Se ha Usted preguntado cuáles son los efectos en la economía mexicana de observar un ‘súper peso’? Pues la respuesta, desafortunadamente no nos va gustar. Hay efectos negativos de observar un peso devaluado como los hay de observar uno sobrevaluado. La lenta recuperación económica de México, que nos mantiene como la séptima economía con peor desempeño post Covid entre las 50 más grandes del Mundo, se ha sustentado en gran medida en las exportaciones y el consumo impulsado por el ingreso de las familias generado con remesas. Un peso que se observa en niveles por debajo de su valor real resta competitividad a las exportaciones, incentiva las importaciones en detrimento de la producción nacional y debilita el poder de compra de las remesas, con lo que el ‘súper peso’ atenta contra los motores de la raquítica recuperación de la economía mexicana.

Cito, sólo como muestra del júbilo desbordado de algunos actores políticos, al Canciller mexicano al referirse al valor del tipo de cambio: “El Mercado global reconoce a AMLO y a México”. ¿Conocerá algo de economía?, ¿o de decencia?

La virtud del justo medio

Los análisis de la ‘paridad del poder de compra’ señalan que el nivel del tipo de cambio de equilibrio está alrededor de los 19.50 pesos por dólar. En las últimas semanas, las razones expuestas en la presente edición de la Columna han generado una sobrevaluación del peso entre un 5 y un 8 por ciento. Malo sería observar un tipo de cambio arriba de los 21 pesos, como lo es observarlo en niveles cercanos a los 18 pesos.

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