La reina pirata.

EL VUELO DE ICARO REDES scaled

La reina pirata.

La vida pirata es tan antigua como la sociedad misma e historias legendarias hay tantas como la imaginación alcanza, pero hoy nos centraremos en una de las más fascinantes, la historia de la última leyenda pirata; Zheng Shi.

Mientras la caza de piratas se hacía cada vez más feroz, en los mares de China surgiría una nueva leyenda.

Nacida en Cantón, China en el año 1775 Ching Shih empezó muy temprano en la vida de bribón, robando y engañando hasta que comenzó a trabajar en un burdel, donde conoció y sedujo al líder de los piratas conocidos como los banderas rojas, el capitán Zheng Yi, quien pronto la convirtió en su esposa. Ching Shi, pronto se sintió en casa, pues poco tardó en liderar parte de las fuerzas del ejército pirata junto a su esposo.

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La pareja de canallas se dedicaría al pillaje de aldeas y a asaltar barcos mercantiles, y gracias a múltiples alianzas y reclutando a todos los piratas de la zona consiguieron una enorme armada de mil quinientos navíos.

El ya famoso pirata Zheng Yi, se encontró con la muerte a los 42 años, algunas fuentes dicen que fue envenenado y otras dicen que un tsunami fue quien lo envió al cofre de Davy Jones; a partir de ahí, a Ching Shi se le comenzó a llamar Madame Ching o Zheng Shi -viuda de Zheng-.

Para mantener su posición, Madame Ching se casó con Chang Pao, el hijo adoptivo de Zheng Yi y el que los tripulantes veían como el heredero legítimo del imperio Zheng, nombrándolo jefe directo de tropas.

Pronto, Madame Ching tenía a su mando más de 70 mil hombres y 2 mil barcos y toda esta impresionante armada estaba regida por una serie de reglas de una forma impresionantemente estricta, muchas de estas reglas eran a favor de los derechos humanos, por ejemplo: Si una aldea auxiliaba a la flota, ningún pirata tenía permitido robar ni saquear la aldea, ninguna prisionera podía ser violada y si los piratas compraban una esclava, tendrían que tratarla como a su esposa. El incumplimiento de la mayoría de estas leyes era castigado con la muerte.

Junto a estas reglas implementó una administración de botín impresionante, incluyendo recompensas al saqueador, un botín comunitario y por supuesto, castigo para quien quisiera tomar más de lo que le tocaba.

La arrasadora flota de Madame Ching comenzó a asaltar todo barco y aldea que veía; esto obviamente no hacía feliz al emperador Jiaqing, quien envió una flota imperial enorme a combatir a las banderas rojas, los bribones en vez de esconderse fueron directos a su enfrentamiento. Las tropas de Madame Ching resultaron vencedoras y la flota imperial perdería 63 barcos en ese primer enfrentamiento; en un acto de desesperación, el imperio le pidió ayuda a Portugal e Inglaterra, quienes auxiliaron a China con enormes barcos de guerra. A pesar de la unión de fuerzas chinas, inglesas y portuguesas, las banderas rojas resultaron nuevamente victoriosas.

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Al imperio desesperado no le quedó de otra más que ofrecerle una amnistía a la despiadada Madame Ching, quien al principio la rechazó, pero poco tardó en aceptar con la única condición de que se perdonara también a todas sus tropas.

Así, la invencible titán de los mares abandonó su vida pirata para dirigir un burdel donde murió cómodamente a los 69 años.

De esta forma termina la fantástica historia de la Reina del mar chino y el porqué muchos la consideran la pirata más grande que alguna vez haya existido.

01/09/2021

Sebastián Campos Montejano

Joven celayense, estudiante de la licenciatura en Artes Escénicas, amante de la música, la historia y sus datos curiosos.

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