El gran regalo personal [Última Parte]

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El gran regalo personal

[Última Parte]

¿En alguna ocasión te has preguntado por qué motivo una gran mayoría de seres humanos se vive insatisfecho, con un aire de desencanto y desesperanza?

Creo saber el motivo o razón…

Por la demanda tan grande e imperiosa de cumplir deseos no propios, con aquello que en alguna ocasión pudo haber sido frustrado en otras personas, y que ahora en nuestra existencia ha sido compartido con el sello de “cumplirlo”, o de lo contrario, vivir insatisfecho y quizá señalado por el dedo reprobatorio de los ancestros.

Qué importante es brindarnos la oportunidad de poder analizar, discernir y reconocer aquello que es propio. Un proceso de análisis verdadero siempre confrontará con aquellos deseos frustrados propios, así como aquellos que son ejecutados llevando a la total insatisfacción, por no ser propios y en verdad aceptados.

Tal vez existan deseos ajenos que ahora son adoptados con todo uso de consciencia. He ahí la diferencia: puedo adoptar los deseos de los otros y hacerlos propios desde el plano consciente de que se asemejen a la misión de vida que he descubierto, al proyecto de vida en el cual creo con todo convencimiento, pasión y entrega.

En realidad ningún deseo es original, propio, son residuos de aquello que en alguna ocasión empatizamos con ello y que ahora deseamos llevar a cabo, que hemos hecho nuestro.

Siguiendo en la temática de los regalos, otro de los grandes regalos personales que podemos ofrecernos es permitirnos no continuar cargando con aquello que no nos pertenece, ofreciéndole a cada uno lo suyo. Mientras más practiquemos la acción de soltar lo que no nos pertenece, la esperanza de vivir feliz y sentirse realizado y satisfecho aumentara.

Es momento de devolver a aquellas figuras significativas lo que es de ellas, sin otorgarles la oportunidad de que a través de nosotros puedan cumplir sus deseos frustrados, insatisfechos… se vale ser un poco egoístas de vez en cuando.

Es de sabios y valientes ejecutar lo propio, dejando a un lado lo perteneciente a otros.

Que el gran regalo que puedas ofrecerte sea el valor para hacer lo que en verdad siempre has anhelado realizar, sin sentirte mal por no cumplir deseos y caprichos ajenos.

Como diría cierto escritor brasileño…

“Lucha siempre por tu felicidad aunque en ocasiones tu felicidad no sea la de los demás”.

Es momento de dejar de cumplir con destinos ajenos y comenzar a mirar, reconocer, aceptar y amar el propio.

Por: Antonio Hernández Mascote.

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