Saca todo lo que traes

daniel hernandez redes dwCH8uW

Saca todo lo que traes


Dicen o nos decimos -porque no he escuchado a algún extranjero decir ello- que los mexicanos nos reímos hasta de nuestras desgracias y se ejemplifica en el video que circula en las redes y noticieros de un payaso que hace su sketch en el transporte público refiriéndose a las peripecias de sus usuarios, víctimas habituales de los asaltos. En un punto de su monologo, refiere que el asaltante imaginario le exige –¡órale payaso, ya te la sabes, saca todo lo que traes! – a lo que este responde- Uy, mi esposa me dejó, le debo a Coppel y Elektra, se me está acabando el gas, o sea le saqué lo que traía-. Como lo ejemplificó el cómico callejero, todos tenemos la necesidad de sacar lo que traemos; enojo, tristeza, la frustración al no obtener nuestros deseos, así como expresar satisfacciones y logros

Recurrimos para estos desahogos a los amigos, la familia y en el mejor de los casos, cuando existen los recursos económicos y lo aceptamos, recurrimos a una ajustada con aceitada a esa extraordinaria maquinaria llamada mente y optamos por el auxilio de los profesionales en la psicología y psiquiatría, que nos auxilian cada uno con sus métodos. Pero sin desearlo o quizás sí, hay personajes que en sus oficios se convierten en escuchas y consejeros.

No siempre nos mostrarnos a flor de piel, ya que no queremos que todo México se entere de nuestras cuitas y también se requiere tiempo para ello, sin embargo, hay oficios que encajan perfecto para aquello de ser confidentes como los casos del peluquero, barbero o cultora de belleza. Sin generalizar y respetando a quienes ejercen esta labor, es común que entablemos una conversación y sociabilicemos con quienes nos atienden y con quien están siendo atendidas, situación que no es de tiempos recientes. Los establecimientos para el cuidado del cabello y barba en los hombres existen desde la Grecia antigua y a pesar de que sabemos era el lugar donde se discutían diversos asuntos políticos y sociales, digamos que muy de túnica, barba y pose, pero le entraban duro a eso conocido como chisme.

Esta actividad se propagó por Europa y después a las colonias en el resto del orbe, siendo las barberías punto de congregación, ya que aparte de recortar cabello, barba, limpiar oídos, sanar con sanguijuelas y ejercer de odontólogos sin título, los barberos sabían, enteraban de lo que ocurría a los habitantes y de ahí la eficacia de su labor que se notaba por la cantidad de gente que esperaba su servicio, además de las extracciones dentífricas que presumían, las cuales colocaban en una bacía -para mayor referencia, el sombrero que caracteriza a Don Quijote- y que se usaba para la espuma de afeite.

Los barberos dejaron de ser dentistas y las estéticas femeninas aparecieron apenas a principios del siglo pasado, agregándose a los lugares para eso de vincularnos con otras personas que en ocasiones a muchos sirve de terapia, lo que ocurre con los taxistas y conductores de vehículos solicitados con aplicación móvil. Por la inseguridad en años recientes, no exponemos tan fácil nuestras cuestiones personales, pero aún existe quien le gusta platicar sobre diversos temas con quienes aparte de conocer lugares, son consejeros de vida en un dialogo con contacto visual a través de un retrovisor.

Los taxis se propagaron en Europa en el siglo XVII y no solo servían como medio de transporte, ya que en sus carruajes se concertaban citas amorosas ajenas al matrimonio y literalmente eran viajes de placer. En los primeros años de la centuria anterior, comenzó el servicio de taxis en vehículos motorizados y por las distancias largas entre pueblos y ciudades, se convirtieron sus choferes en escuchas de desconocidos, no es fortuito que haya relatos literarios, canciones y películas inspiradas en estos menesteres de quienes buscan un consuelo o consejo inmediato, los cuales otros más buscan a través de sus credos.

Para quienes profesan alguna religión, las confesiones son el medio preciso para eso de sacar todo lo que traemos. En ocasiones vulnerables, muchos recurren a la ayuda de los jerarcas religiosos para buscar un alivio a alguna adversidad interna y a través de las confesiones hay una liberación de conciencia, de esas que, hasta no expresarlas, se podrá dormir como el dios de la devoción de cada uno manda. En la actualidad podemos ver en varias urbes, incluida la Ciudad de México, a individuos que dan abrazos sin ningún compromiso y a predicadores de diferentes religiones que ofrecen consejos gratuitos a quien lo desee. Si hay comercio informal en las calles ¿por qué no ministros ambulantes?

Y si hablamos de confesores de oficio, nada como los encargados de las barras en una cantina, antro o como guste llamarles. No es gratuito que haya clientes que puntualmente vayan en días específicos para desahogar penas y regocijos al ritmo de la música de fondo, amenizada con las percusiones del chocar de los vasos de vidrio para buscar la opinión del vecino o del despachador de bebidas y que tiene un trasfondo temporal, debido a que las tabernas a través de los siglos son escenarios para la congregación, sociabilización y se convierten al calor del alcohol, en el lugar menos discriminatorio y salvo los pendencieros, todos saldrán tan amigos gracias a las terapias individuales o de grupo.

Con varias de las personas que nos ofrecen un servicio, depositamos nuestros pesares y alegrías, dependiendo del grado de confianza, así como también es bueno recurrir a las profesionales de la salud mental, no subestimemos y aceptemos cuando sea necesario. Si antes había esa necesidad de escuchar y ser escuchados, los efectos de la pandemia han sido por decir menos, catastróficos en el sentido psicológico para mucha gente por el aislamiento obligado, ya que finalmente somos seres sociables y si está en nuestras manos ser empáticos con quienes están cerca de nosotros, no está de más externarles de modo amable un: órale, ya te la sabes, saca todo lo que traes.

 

Sus comentarios y sugerencias son bienvenidas al correo

[email protected]

 


//Fecha de publicación: 08/06/2021

Suscríbete al blog por correo electrónico

Introduce tu correo electrónico para suscribirte a este blog y recibir avisos de nuevas entradas.

Únete a otros 174K suscriptores