Empresas y Males sociales
Un aspecto central en el surgimiento de las empresas Sociales, a partir del denominado “Banco de Los pobres”, fundado por Muhammad Yunus en Bangladesh, (1976) ha sido intentar corregir las condiciones en la que funcionan los mercados, y en particular el sistema financiero, impidiendo, el financiamiento privado para la reducción de males sociales, que en cuanto tal tienen rentabilidad social. Tal es el caso de la pobreza y otros males derivados.-
La premisa para estas empresas, es que la inclusión de personas al circuito de crédito, les permitirá salir de su situación de pobreza, en base a proyectos de negocios de escala menor (USD 20-40), pero con potencial de crecimiento. Se propone que el microcrédito, de algún modo reemplaza a las políticas públicas para resolver males sociales. Sin embargo, los resultados de aplicar esta modalidad de financiamiento, no han sido los esperados, en términos de reducir la pobreza, no solo por los problemas de gestión del microcrédito, como también por las deficiencias en el diseño institucional en que se basan las políticas sociales, que son complementarias con el microcrédito. Fallos en políticas de nutrición, educación, o gasto social, impiden que el microcrédito desarrolle su potencialidad, y de paso cuestionan el propósito de las empresas sociales. En particular, en el país donde se aplicaron estas modalidades de financiamiento, la pobreza mantiene su inercia, dado que casi el 50% de los menores no satisface sus necesidades de alimentación, y el gasto social en servicios de bienestar no supera el 7% del presupuesto público. (2010).Además, no hay certificación de los derechos de propiedad, como fundamento básico para ingresar al circuito de financiamiento bancario. Hernando de Soto, economista Peruano, en su libro “El Misterio del Capital”(2000), demuestra como esta falencia, impide validar comercialmente los activos que podrían servir de garantías para financiamiento subsiguiente.
No obstante, la empresa social tal como fue planteada en su época por Yunus, representa una visión de lo que se espera de la empresa como institución, asumiendo dadas las condiciones institucionales, y no necesariamente excluyente con los fundamentos de mercado, como lo muestra el surgimiento de las denominadas empresas “B”. (www.sistemab.org)
Las empresas “B”, o empresas Híbridas, cumplen una función social, pero sin renegar de las utilidades que esperan sus accionistas. Son empresas que se definen en función del bien común, y su lema es “ser las mejores para el mundo”, sin que ello sea incompatible con la maximización de utilidades, solo que este tiene un mayor alcance. Mientras la empresa tradicional, debe ser eficiente para maximizar los retornos de los accionistas, la empresa “B” debe ser eficaz en responder a una necesidad social, que dará como resultado una utilidad para los accionistas.
La empresa social en cambio, es eficaz para un servicio o una necesidad específica, no resuelto por las políticas públicas, asumiendo condiciones institucionales complementarias, sin buscar utilidades, y si hay excedentes se redistribuyen. Estas características de las Empresas sociales, son parte de sus debilidades, especialmente cuando se realizan alianzas de negocios o fusiones, en las se presenta el riesgo Moral, pues siendo empresas que no buscan el lucro, pueden ser sobrevaloradas. En relación a las falencias institucionales, se reduce la posibilidad real de disminuir la pobreza, como uno de sus objetivos centrales..