ANNUS HORRIBILIS

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TRINCHERA CIUDADANA

ANNUS HORRIBILIS


La reina Isabel II de Inglaterra calificó 1992 como annus horribilis (año horrible), luego de que tres de sus hijos se divorciaran y un incendio asolara buena parte del palacio de Windsor. Este 2020 podemos decir sin lugar a dudas que se ha tratado en términos generales para la humanidad en un año horrible por circunstancias que todos conocemos.

Cuando la Organización Mundial de la Salud emitió una emergencia global por el Coronavirus, creo que en aquel momento no le tomamos la importancia debida, creo que aún en la actualidad muchos no han comprendido la gravedad de la situación. Estábamos demasiado tranquilos, quizá con algo de soberbia veíamos como algo superado las pandemias que en el pasado arrasaron con la humanidad. Los avances científicos nos hacían pensar que una situación así no iba a repetirse y por desgracia nos equivocamos.

Ha sido un año terrible por la crisis económica pero principalmente por las muertes que ha dejado la pandemia. Y no me refiero únicamente a quienes han muerto a causa del COVID, sino a aquellos que se fueron en este tiempo en el cual ni un abrazo de consuelo pueden recibir los familiares por temor al contagio.

En agosto murió mi muy querido tío Samy, por quien tuve siempre un profundo cariño. Ese mismo mes partió el Licenciado Javier Guiza Alday, promotor del arte y de la cultura, además de inolvidable amigo. En octubre la señora “Morena” Flores, una cercanísima amiga de la familia y aunque no fallecieron víctimas de la pandemia, morir en este tiempo resulta complejo.

En días recientes en un grupo de WhatsApp que tengo con primos de Querétaro, informaban que Toño Hernández Cortina se había contagiado de COVID y estaba por ser entubado. Un par de días después nos anunciaron su deceso. Me dolió mucho pues ya no tuve la posibilidad de verlo.

Toño Hernández era todo un personaje. Lo conocí apenas en el 2008 cuando realicé una investigación sobre mi apellido paterno y tuve el privilegio de conocer gente maravillosa.

Me recibió con amabilidad e interés en su casa, luego me invitó a un programa de radio en donde participaba y finalmente nos fuimos a comer con su lindísima esposa Martha Valerio a un Sanborns. Le platiqué sobre el origen del apellido “Gómez de la Cortina” y la leyenda que ha trascendido de generación en generación sobre aquel Juan Gómez que tuvo autorización del rey de España para agregar el “Cortina” a su apellido.

Mientras me escuchaba atento, soltó una carcajada y me dijo que “le había encantado la historia”, a la vez que lamentaba que su padre hubiera mutilado su apellido, ya que él debió ser “Hernández Gómez de la Cortina”.

Toño era un apasionado de la fiesta brava, de la literatura y del teatro. Un hombre cultísimo, estudioso y extraordinario conversador. Nos quedaron muchas charlas pendientes, muchos momentos por vivir, muchos libros qué contar.

Pocos minutos después me enteré del fallecimiento del doctor Joaquín Tapia, padre de mi amigo Lalo Tapia Ledesma, no por COVID, sino por otro padecimiento que hacía tiempo lo aquejaba. Al doctor lo traté poco, fue siempre amable. Me llenó de pesar la pérdida y los momentos difíciles que su hijo Lalo estaba pasando. A él tuve el privilegio de conocerlo en el 2012 y de convivir durante 7 años en el mismo empleo. La relación laboral que surgió con Lalo trascendió el trabajo, pues no se trató de un lazo efímero, ni por el mero compromiso, nunca hubo hipocresías ni falsedades como a veces suele suceder. Hoy día es una amistad firme, pues valoro su calidad humana, su moral y su generosidad. Lo abrazo con mi solidaridad.

Finalmente, el domingo murió Mau Jiménez, íntimo amigo de uno de mis hermanos y persona muy querida de la familia. No sé hace cuanto lo conocí, pero debí ser muy niño. Lo recuerdo muchas veces en la casa, otras tantas cuando me colaba con los amigos de mi hermano al fútbol a ver al Celaya y recientemente cuando me llevó al aeropuerto del Bajío, pues yo debía tomar un vuelo a Ciudad Juárez. Platicamos tan a gusto y relajados. Era un gran tipo, una buena persona. Al escribir esto, aún me cuesta trabajo creer que ya no está. Otro más que se lleva la pandemia.

Amigos míos, cuidémonos mucho y disfrutemos la vida al máximo. Vivamos el momento y digámosles te quiero a nuestra familia y a todas las personas importantes, ya que no sabemos cuándo será la última vez que podamos verlos. 



Fecha de publicación: 06/11/2020

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