EL PROFE NORBERTO

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SALVO SU MEJOR OPINIÓN

EL PROFE NORBERTO


El sábado pasado, mientras conversaba vía Messenger con mi amigo Diego Orlanzzini, me enteré de un acontecimiento muy triste. Mi interlocutor me informó de pronto que el profesor Norberto Portillo había fallecido, que así lo confirmaba el muro de Facebook de su hija Frida. No lo podía creer.


Me puse a indagar y confirmé lo anterior con profundo pesar. Hoy que por cuestiones laborales me encuentro en la Universidad Lasallista Benavente, que de manera generosa y desinteresada nos ha facilitado oficinas para poder desempeñar nuestro empleo hasta que nuestro lugar de trabajo quede remodelado en su totalidad, no pude evitar al caminar por los pasillos de esta escuela, recordar al maestro Norberto y las múltiples alegrías que provocó en quienes lo conocimos, lo tratamos y lo quisimos.


Norberto Portillo fue mi maestro de Educación Artística durante 1º y 2º de secundaria. Era de los profesores que gozaba con su actividad, era un verdadero artista, un bohemio, un apasionado de las artes. Confieso que en un principio pensé que la materia se convertiría en un auténtico infierno para mí, la verdad es que siempre he sido malísimo para dibujar, carezco del más mínimo talento y mis falencias seguramente se verían reflejadas en las calificaciones mes con mes. No fue así.


Creo que le simpatizaba al profesor y su generosidad lo hizo siempre ponerme notas indulgentes a mis espantosos dibujos, detalle que le agradecí eternamente pues eso hablaba de su sensibilidad y concientización por la angustia de quien no sabe dibujar. Voy a contarles amables lectores, una anécdota que revela su benevolencia.


Por circunstancias que no recuerdo bien, no podía asistir a clases un día que teníamos que entregarle un trabajo al profesor. Se me ocurrió entonces darle mi dibujo a mi amigo Pepe Hernández Jamaica para que se lo diera al maestro Norberto. Lo que Pepe me contó después me hizo morir de la risa.


Resulta que mi amigo al finalizar la clase, fue a alcanzar al profesor y le mostró un dibujo sin decirle de quién era. El maestro le dijo “que bárbaro mi hijo, que porquería, esto no alcanza ni el 5”, entonces mi amigo le comentó “profesor, es el dibujo de Héctor Gómez de la Cortina”. Según Pepe, la actitud del profesor cambió en automático y le dijo “Ah bueno, bueno, vamos a ver qué le podemos hacer”. Saqué 7 de calificación por ese dibujo y era verdad, no alcanzaba ni el 5.


En otra ocasión, mi amigo Memo Carvajal Fuentes (oriundo de Tlaxcala y de quien no he vuelto a tener noticias)  y yo nos dirigimos con el profesor Norberto, que estaba acompañado en esa clase por don Alfonso Zúñiga, por breve tiempo nuestro profesor de flauta. Ambos tenían una guitarra y le pedimos al profesor que por favor tocara las notas de la canción “El pistolero”, tema de la película del mismo nombre que protagonizaron en los años 90’s Salma Hayek y Antonio Banderas. El profesor Norberto nos dijo que le encantaba la canción, pero no se la sabía, no podía tocarla. El maestro Alfonso Zúñiga nos escuchó y dijo que él sí se la sabía y comenzó a repicar la melodía. Memo y yo empezamos a tararear la letra y cuando acordamos, el profesor Norberto estaba literalmente clavado en su guitarra tratando de seguirle el ritmo a su colega, mientras escuchábamos “rata tatata tatata”. Memo y yo nos carcajeamos durante mucho tiempo.


El profesor Norberto fue, si es válida la expresión, mi primera víctima. Quizá con él descubrí que era bueno imitando gente. Aún recuerdo que había alumnos de grados superiores que iban por mí para que imitara al profesor. Lo hice siempre con respeto y con cariño.


A la maestra Susan, a mi amiga Itzel, a Frida, mi abrazo solidario. Se fue un gran maestro, pero sobre todo, un buen hombre.


Twitter: @gomez_cortina

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