FIDEL

hector redes

SALVO SU MEJOR OPINIÓN

FIDEL

La semana pasada murió Fidel Castro. El sempiterno líder cubano dejó este planeta a los 90 años al filo de la media noche del viernes 25 de noviembre. De inmediato ríos de tinta comenzaron a correr analizando su figura, su legado y su importancia histórica. Un compungido Raúl Castro anunciaba el deceso del comandante y decretaba 8 días de duelo nacional, al tiempo que decía que los restos mortales de su hermano serían incinerados.

En Cuba hemos visto por televisión a multitudes de personas que acuden al emblemático monumento a José Martí para rendirle sus respetos a Fidel Castro, curiosamente lo único que ahí encuentran son 2 enormes fotografías de uno de los líderes de la revolución cubana. Al momento de escribir estas líneas, no se sabe aún en dónde serán colocadas sus cenizas. Contrario a lo que hemos visto en Cuba, en Florida en la llamada “Pequeña Habana”, la reacción ha sido de júbilo. Miles de cubanos residentes en la Unión Americana han celebrado la muerte de Fidel condenando su dictadura y todos y cada uno de los métodos autocráticos que los obligaron a abandonar la isla para buscar un futuro mejor, teniendo que dejar atrás familia y amigos que muy probablemente jamás volverían a ver.

Desde un punto de vista histórico, la figura de Fidel Castro es colosal. Su influencia en varios movimientos revolucionarios de América Latina, así como su ascendencia en los movimientos de izquierda en el continente es innegable. La llamada “Triada de la Revolución” que conformaron Fidel Castro, Ernesto “Che” Guevara y Camilo Cienfuegos sigue permeando en el pensamiento idílico y romántico de muchos que se prendaron con el movimiento que llevó al derrocamiento de Fulgencio Batista los primeros días de enero de 1959, que buscaba terminar con los privilegios de clases y asegurar una vida igualitaria para todos los cubanos, bajo los principios de soberanía y libertad.

Sin embargo al paso de los años, desde mi muy particular punto de vista, la revolución cubana se fue degradando de a poco. La democracia se volvió inexistente; la libertad de prensa se suprimió; todas y cada una de las decisiones de gobierno eran unilaterales; impensable imaginarnos una protesta contra el régimen que no terminara en una violenta represión; impensable una mesa de análisis en Cuba sobre el gabinete gubernamental; impensable pues un periodismo crítico en Cuba. Se le alaba al régimen el estupendo nivel educativo de sus ciudadanos y la seguridad que se respira en sus calles, pero ¿de qué sirve ese nivel de educación cuando los profesionistas muchas veces terminan como taxistas y en el caso de las mujeres como prostitutas (allá las llaman “jineteras”), cuando la tranquilidad que se vive en sus calles se debe mas al pavor de ser encarcelado por el régimen que a una genuina estabilidad social.

Hace poco mas de un año tuve la fortuna de visitar La Habana y aunque es una ciudad que me pareció fascinante por varios aspectos, jamás, ni por un minuto, podría desear un régimen así en México. Es cierto que en nuestro país hay infinidad de cosas por mejorar, pero aquí se puede criticar al gobierno desde la prensa, se puede protestar, se puede no estar de acuerdo sin temor a ser reprimido. En México podemos salir a cualquier otro país cuando se nos antoje, en Cuba no; en México podemos gozar de un mercado con infinidad de productos, en Cuba la comida se encuentra racionada.

Creo que Fidel falló en su ideal de transformar a Cuba, ¿de verdad la isla ha sido independiente y soberana? Recordemos que primero se tiraron en los brazos de la extinta Unión Soviética y luego con Venezuela. Pero supongamos que sí han sido soberanos y libres ¿han valido la pena las oprobiosas condiciones de vida del pueblo cubano en ese afán de libertad y soberanía? ¿Valió la pena la terquedad de Castro luego de que todos y cada uno de los regímenes soviéticos europeos se venían abajo y él continuó con su postura de no abrirse al mundo, significándole a la isla uno de los periodos de mayor carestía en su historia? Yo creo que no.

A toda esta ecuación habría que añadirle el vergonzoso papel desempeñado por los EEUU, el embargo económico no sirvió para otra cosa que para legitimar al régimen en el poder. La fallida invasión de Bahía de Cochinos solo sirvió para darle más credibilidad al régimen. Tuvo que llegar un hombre sensato como Barack Obama para iniciar con el deshielo (política que hoy se ve amenazada por Donald Trump) y terminar con el insensato trato hacia Cuba.

Quisiera ver a los defensores de Castro viviendo en Cuba. Padeciendo lo que padece el cubano de a pie; el que a diario se gana la vida por una miseria de sueldo; el que no puede viajar porque no tiene dinero y aunque lo tuviera, muy posiblemente el régimen se lo impediría; el que no puede disentir del oficialismo. En pocas palabras, el que no tiene libertad.

Twitter: @gomez_cortina

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