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NOTA.- El presente artículo contiene una enorme cantidad de spoilers. Si pretenden ver la serie a pesar de sus pésimas calificaciones, no lo vayan a leer.


El nombre que lleva por título la presente columna, alude a la serie protagonizada por Kate del Castillo y lanzada por Netflix este año. La historia se centra en la primera dama Emilia Urquiza (Kate del Castillo), quien luego de perder la fe en su marido Diego Nava (Erik Hayser) le exige el divorcio. El presidente se resiste y tienen una pelea bastante fuerte en el balcón de un céntrico hotel de la ciudad de México que termina con la muerte de Nava.


A partir de ese momento, Emilia Urquiza deberá huir para tratar de probar su inocencia, pues la necropsia ha revelado que Nava murió de un tiro en la cabeza.


¿Por qué es una mala serie? Porque utiliza todos y cada uno de los clichés que nos podamos imaginar, porque utiliza el argumento simplón de culpar al Ejército de todos los males que aquejan al país y porque utiliza ooootra vez al Barrio de Tepito como el epicentro de la resistencia legítima ciudadana contra un gobierno represor y asesino.


En el desarrollo hay episodios inverosímiles. Emilia Urquiza, Canek Lagos (Alberto Guerra), Chela (Aída López) y El pirata cibernético (Maxi Iglesias) invaden ellos solos, un centro de detención clandestina que contra toda lógica, el Ejército tiene en plena ciudad y cuyas medidas de seguridad no son superiores a las de una guardería ilegal. Los 4 fantásticos liberan a absolutamente todos y arrasan con el personal militar que fungía como su custodio.


La Jefa de la Oficina de la presidencia Ana Vargas-West (Eréndira Ibarra) es una eficiente pero tenebrosa servidora pública que inexplicablemente habla en inglés con un tipo de nombre Pete Vázquez (Luis Roberto Guzmán), que a su vez es guardaespaldas del empresario Tomás Urquiza (Fernando Luján), pero cuando él ve alterada a Vargas, le habla en un español caribeño “Tranquila mamita”.


El papel de Chela, una odiosa y majadera mujer que hace las veces de Matriarca de Tepito es, además de insoportable, ridículo. A una de las mujeres desaparecidas en un operativo del Ejército a quien apodaban “La Mosca”, previamente tiene a bien nombrarla “La octava cabrona de Tepito” y la hace jurar defender a su gente a cualquier costo. Si bien es cierto sabemos de los códigos de comportamiento y las fraternidades que existen en algunos lugares de nuestro país, las groserías, los lugares comunes y el compañerismo no se les cree por ningún lado, mucho menos la pésima actuación de Alberto Guerra, un súper hombre al que las balas le hacen los mandados y quien bien podría pasar como el doble del “Conejito” Brizuela.


La primera temporada termina con Emilia Urquiza descubriendo que en el Ejército todos son malos, todos son asesinos y tienen un ansia por alcanzar el poder que los convierte en los peores enemigos de México. Emilia se entera que su esposo daría una conferencia de prensa en la que decide retirar a las Fuerzas Armadas de la lucha contra el narcotráfico y remueve al secretario de la Defensa Nacional. Existe un video que por increíble que parezca, ella no lo hace público sino hasta el final.


La serie es un enorme desperdicio de recursos. De verdad que pudo hacerse algo muy bueno con tanto presupuesto, lástima que terminaron haciendo una porquería.


Evítese ver la serie y mejor vea una buena película, visite un buen amigo o lea un buen libro.

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