Son alrededor de 200 familias las que viven en esta zona el temor de un derrumbe en los edificios ubicados en la zona colindante con Celaya.
Las familias acampan en la zona del estacionamiento y en las banquetas ante las grietas, pisos levantados, bloques de techo que se vinieron abajo en los departamentos que ya presentaban daños estructurales y que se agudizaron tras el temblor de 7.1 registrado este martes.
“Las casas del andador del centro, del tercer piso, empezaron a tronar y a caerse los bloques por lo que la gente se salió corriendo”, explica una de las representantes de los vecinos, María de Jesús Balderas.
La denuncia de la deficiencia en los edificios se presentó desde febrero, sin embargo no ha habido avance por lo que pidió un reubicación inmediata y la presencia del Ejército para cuidar sus pertenencias y evitar la rapiña, ya que en la autoridad municipal no confían.
“Dejaríamos las casas, con policía municipal no tenemos confianza, a mi me gustaría pero que viniera el Ejército, por que hay mucha delincuencia; desde febrero está el dictamen para desalojar ya”, indicó.
Una unidad de protección civil, a cargo del auxiliar, José Antonio Ramírez Zamora se encontraba en la zona, quien ofreció trasladarlos al centro impulso, sin embargo el funcionario explicó que buscaría a su jefe, el titular de PC para recibir instrucciones.
Una hora más tarde, llegaron al lugar dos patrullas municipales para apoyar en la vigilancia.
Son dos empresas involucradas en el tema de las deficiencias, una es Viviendas del Bajío y la empresa UBSA, Urbanizadora del Bajío, originaria de Irapuato.
Los vecinos dijeron que esta noche no dormirán dentro de los departamentos, sin embargo esperan que la autoridad los respalde ya que no quieren correr el riesgo de estar al interior en caso de un derrumbe.
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