Desde 1889 y en un contexto casi universal, el Día del Trabajo se conmemora el 1 de mayo de cada año. El inicio de la conmemoración se registra un par de años después del estallamiento de movimientos sociales impulsados por trabajadores y sindicatos en Estados Unidos que terminaron en hechos trágicos, principalmente en Chicago, Nueva York y Boston. En el libro ‘De los Abrazos’ de Eduardo Galeano se lee, sobre los mártires de Chicago de 1887, que “la clase obrera del Mundo los resucitará todos los primeros de mayo”.
Hoy las y los trabajadores libran batallas diferentes, como el yugo de la brecha de género, de la falta de oportunidades para emprender, de la pérdida de poder adquisitivo del ingreso, de la informalidad laboral, de la falta de oportunidades para las y los jóvenes, de la incapacidad de desarrollar empleos que demanden mayores competencias laborales para lograr mayores aspiraciones salariales, entre otras. Hoy es necesario desmitificar los que se han presentado como avances en el mercado del trabajo en México; el contexto laboral ni es más equitativo, ni genera mayores oportunidades ni contribuye con el aumento en el nivel de vida de la población. Tampoco es un mercado que ha aumentado la empleabilidad juvenil, ni es más propicio para el emprendimiento y los micronegocios.
En el marco de la conmemoración del Día del Trabajo, me permito compartir un análisis de la situación que guarda la ocupación laboral en México al cierre del primer trimestre del 2022 con datos de la Encuesta Nacional de Ocupación y Empleo (ENOE) del Instituto Nacional de Estadística y Geografía (INEGI). La ENOE es una valiosa herramienta estadística que permite conocer de forma mensual y en un agregado trimestral, la situación que guarda el mercado laboral en el país. Presenta estadísticas sobre la Población Económicamente Activa (PEA), los niveles de ocupación, de formalidad laboral y presenta datos específicos aplicados a diversos segmentos de la población y áreas geográficas.
Los resultados de la última ENOE publicada por INEGI, correspondientes al mes de marzo del 2020, señalan que en México se cuenta con una PEA de 58 millones 359 mil personas, que representan aproximadamente el 60 por ciento de la población mayor a 15 años en el país. Ello significa que 60 de cada cien mexicanas y mexicanos mayores de 15 años se encuentran trabajando o desean hacerlo pero no encuentra en dónde. Hoy en día, la PEA femenina representa el 39.6 por ciento de la fuerza productiva del país y aunque es justo en marzo del 2022 el momento histórico con la mayor participación laboral de las mujeres, es necesario subrayar que, de marzo del 2005 a la fecha, la participación de las mujeres en la PEA ha aumentado solo tres por ciento. Es decir, en 17 años de los que se dispone de estadísticas comparables, cada año en promedio ha incrementado solamente el 0.2 por ciento la participación laboral de las mexicanas.
Los niveles de ocupación laboral, es decir el porcentaje de la PEA que se encuentra ocupado, al cierre de marzo del 2022, se ubicó en 97.03 por ciento. La máxima ocupación en México, desde enero del 2005 a la fecha, se registró en diciembre del 2005. Hoy en día, el porcentaje de mexicanas y mexicanos que trabaja en una posición subordinada es del 69 por ciento; 22 de cada cien trabajan por cuenta propia, solo el 5 por ciento es empleador y 4 de cada cien personas ocupadas trabaja pero no recibe remuneración por ello. Al hacer un repaso histórico de lo ocurrido del 2005 a la fecha, es posible concluir que los programas de emprendimiento y desarrollo de micro y pequeños negocios no han tenido un suficiente impacto estructural en el mercado laboral, pues el porcentaje de personas ocupadas como empleadores o trabajando por cuenta propia no ha aumentado, sino que por el contrario ha disminuido alrededor de un punto porcentual. Por tamaño de empresa, los micronegocios generan el 48 por ciento de los empleos, cifra que no se ha logrado incrementar en 17 años.
El mercado laboral en México se desarrolla principalmente en el sector terciario de la economía. Por sector de actividad económica, el comercio es el que genera la mayor cantidad de fuentes de empleo en el país. Hoy en día más de 10.7 millones de mexicanas y mexicanos laboran en este tipo de actividades; le siguen el sector manufacturero que genera 9.4 millones de empleos y el sector de los servicios diversos en el que se ocupan 5.8 millones de personas.
En cuanto a los niveles de ingresos de las y los trabajadores, entre el 2005 y el 2022, el salario mínimo en México ha aumentado en un 15 por ciento promedio anual; sin embargo, el porcentaje de trabajadoras y trabajadores que ganan máximo 2 salarios mínimos al mes se ha incrementado dramáticamente en los últimos 17 años. En enero de 2005, el 39 por ciento de las personas ocupadas tenían como remuneración máxima el equivalente a 2 salarios mínimos; al cierre de marzo del 2022 era ya el 68 por ciento de las y los ocupados los que se encuentran dentro de este rango de ingreso. Hoy en día, para que el 68 por ciento de las y los trabajadores ganaran mínimo lo mismo que ganaban en el 2005, considerando la inflación, el salario mínimo debería de ser en este momento un 103 por ciento mayor al que se tiene vigente, es decir prácticamente el doble.
En lo que se refiere a las condiciones de acceso a los servicios de salud, al cierre del primer trimestre del 2022, solo el 38 por ciento de las personas ocupadas son derechohabientes de alguna institución de salud. Ello implica que en 17 años, la cobertura de acceso a los servicios de salud de las y los trabajadores solo ha aumentado en 2 puntos porcentuales. El punto de más alta cobertura en los últimos 17 años se alcanzó en octubre del 2018.
La informalidad sigue siendo un mal estructural del mercado de trabajo en el país; al cierre del primer trimestre del 2022, solo el 44 por ciento de las personas ocupadas cuenta con una relación laboral formal y el 35 por ciento no cuenta con prestaciones. En 17 años, la condición de formalidad laboral ha avanzado solo en tres por ciento y la proporción de trabajadoras y trabajadores con prestaciones laborales aumentó solo en uno por ciento.
Al analizar las estadísticas del segmento de la población que desea encontrar un trabajo pero no lo consigue, es posible concluir que hoy en día los jóvenes entre 25 y 44 años de edad son los que componen en una mayor proporción este segmento, seguido de los jóvenes entre 15 y 24 años. Entre la población desocupada, la mayor parte de ella cuenta con estudios de preparatoria o profesional, cuenta con experiencia laboral y ha sufrido ya hasta tres meses en la condición de desempleo. Hace 17 años, la mayor parte de personas desocupadas tenía entre 15 y 24 años de edad, tenía estudios de secundaria como máximo nivel de estudio y tardaba en promedio un mes en encontrar empleo. Lo anterior evidencia que el marcado de trabajo en México castiga estructuralmente el empleo juvenil, no ha evolucionado para requerir mayores competencias laborales y ha perdido velocidad en su capacidad de reinserción de los desempleados.
17 años han pasado desde que la ENOE nos permite medir con una visión integral el comportamiento del mercado de trabajo en México; 4 diferentes gobiernos federales, de 3 diferentes partidos e ideologías políticas y miles de millones de pesos de los contribuyentes gastados en políticas públicas. ¡Nada ha cambiado!
La virtud del justo medio
Al cierre de marzo del 2022 las entidades federativas con los mayores niveles de informalidad laboral fueron la Ciudad de México, Coahuila y el Estado de México. Guanajuato es la sexta entidad del país en la que se genera la mayor cantidad de empleos; la tasa de ocupación es del 96 por ciento y las manufacturas son el sector que genera la mayor cantidad de empleos. El 56 por ciento de las personas ocupadas recibe máximo 2 salarios mínimos como remuneración y el 45 por ciento cuenta con un empleo formal. Las filas del desempleo las engrosan jóvenes de 25 a 44 años, con secundaria como máximo nivel de estudios y la mayoría logran reinserción al mercado de trabajo en 1 mes.