De acuerdo al Consejo Nacional de Evaluación de la Política de Desarrollo Social (CONEVAL), el valor de la canasta alimentaria por persona, al 31 de diciembre del 2021, era de mil 844 pesos en la zona urbana y mil 345 pesos en la zona rural. Si una persona no tiene ingresos suficientes para que todos los habitantes de su hogar puedan adquirir por lo menos una canasta alimentaria al mes, entonces los miembros de su familia no podrán satisfacer las necesidades de ingesta mínima de alimentos y nutrientes.
Esta canasta alimentaria contiene el consumo diario de 288 gr. de maíz, 40 gr. de trigo, 14 gr. de arroz, 47 gr. de carne de res y ternera, 60 gr. de carne de pollo, 6 gr. de pescado fresco, 156 gr. de leche, 5 gr. de queso fresco, 30 gr. de huevo, 16 gr. de aceite vegetal, 33 gr. de papa, 117 gr. de verduras, 64 gr. de frijol, 106 gr. de frutas, 20 gr. de azúcar y 348 gr. de bebidas no alcohólicas. Nada más que lo mínimo necesario para tener una ingesta nutricional con la que el cuerpo humano pueda cumplir con sus funciones orgánicas; lo más básico de lo básico.
La pobreza laboral calcula el porcentaje de la población que no puede adquirir la canasta alimentaria a partir del ingreso laboral de su hogar. Dado el valor de dicha canasta, y considerando que en Guanajuato en cada vivienda habitan en promedio 3.98 personas, es posible calcular que el ingreso mínimo por hogar, para que todos sus habitantes pueden consumir una canasta alimentaria al mes, debe der ser de 7 mil 339 pesos en la zona urbana y 5 mil 353 pesos en la zona rural, si el cien por ciento del ingreso se destinara al consumo de alimentos.
En Guanajuato, al cierre del 2021, el 40.8 por ciento de la población, es decir, más de 2 millones 516 mil guanajuatenses se encuentran en situación de pobreza laboral. En dos años, la pobreza laboral en el estado aumentó en 8.5 por ciento, lo que equivale a un incremento de casi 524 mil personas. De ese tamaño es la tragedia social; 2.5 millones de guanajuatenses no tienen ingreso suficiente para ingerir los nutrientes mínimos necesarios para un ser humano.
Guanajuato, cuya tasa de pobreza laboral se ubica 0.5 por ciento por arriba de la media nacional, es la décimo segunda entidad en el país con la mayor incidencia de este fenómeno económico y social. Al comparar la situación de pobreza laboral previo a la Pandemia con los datos al cierre del 2021, es posible concluir que Guanajuato fue la segunda entidad en la que el Coronavirus generó la mayor afectación, solo después de Puebla. Mientras que a nivel nacional, entre diciembre del 2019 y diciembre del 2021, la pobreza laboral aumentó en 1.5 por ciento, en Guanajuato lo hizo a una velocidad del 8.5 por ciento. En el caso específico de las mujeres, Guanajuato fue la entidad de todo el país con el mayor crecimiento de pobreza laboral en los últimos dos años.
La situación que guarda la pobreza laboral se encuentra íntimamente relacionada con la dinámica del mercado de trabajo. El nivel de desempleo, el nivel de ingreso, el número de horas trabajadas, la formalidad laboral, la productividad del trabajo y la participación laboral de las mujeres explican en gran medida el porcentaje de la población cuyo ingreso es capaz de dar a los habitantes del hogar el acceso a, por lo menos, una canasta alimentaria al mes. Analicemos la situación de cada una de estas variables en el estado, su comparativo con las tasa nacionales y agregaremos también el comparativo con Baja California Sur, entidad que con una tasa de 15.6 por ciento, tiene la menor incidencia de pobreza laboral en el país.
En lo que se refiere a los niveles de empleabilidad, en Guanajuato la tasa de desocupación se ubicó al cierre del 2021 en el 3.9 por ciento, mientras que a nivel nacional la tasa de desocupación se ubicó en el 3.6 por ciento y en Baja California Sur se ubicó en solo el 2.5 por ciento. Los datos anteriores sugieren que el desempleo sí puede ser un factor que esté impactando de forma negativa el resultado de pobreza laboral en Guanajuato.
Por otro lado, en cuanto al nivel de ingresos, el porcentaje de población laboralmente ocupada que gana más de 2 salarios mínimos en Guanajuato es el 43.7 por ciento, mientras que a nivel nacional, es solo el 40.6 por ciento. A pesar de que en el estado el porcentaje de trabajadores con ingresos mayores a 2 salarios mínimos es mayor al porcentaje que se observa a nivel nacional, al comparar la estadística de Baja California Sur se encuentra que el 60 por ciento de la población ocupada ingresa más de 2 salarios mínimos al mes, es decir, 16 puntos porcentuales por arriba de Guanajuato. Por ello, es posible inferir que un alto porcentaje de la población con ‘bajos ingresos’ está deteriorando la situación de la pobreza laboral en Guanajuato.
En cuanto al número de horas trabajadas se refiere, en Guanajuato el porcentaje de trabajadores que labora 35 horas o más a la semana es del 74 por ciento, indicador que se encuentra en el mismo nivel que la media nacional. Pero en Baja California Sur, entidad con la menor pobreza laboral de todo el país, el porcentaje de trabajadores con jornadas laborales mayores a 35 horas a la semana es del 77 por ciento, lo que nos permite sugerir que mientras más baja sea la ocupación parcial de los trabajadores, menor será la pobreza laboral que se sufre.
Al analizar la tasa de informalidad laboral, se observa que en Guanajuato el porcentaje de trabajadores que labora en esta condición es del 55 por ciento, mismo nivel que se observa a nivel nacional. Sin embargo, en Baja California Sur la informalidad laboral es de solo el 37 por ciento, 18 puntos por debajo de la tasa de informalidad laboral en Guanajuato. Ello supone la relación directa que existe entre la generación de pobreza laboral y las condiciones de trabajo informal.
En lo que se refiere a la productividad del trabajo, con los últimos datos disponibles para este indicador del primer trimestre del 2021, se observa que en Guanajuato se producen 135 pesos por hora trabajada; a nivel nacional, cada trabajador aporta por hora una producción cuyo valor es de 161 pesos y en Baja California Sur, la productividad por hora trabajada sube hasta 181 pesos. La baja productividad por hora trabajada en Guanajuato podría estar impactando en el nivel salarial de los trabajadores y, por ende, en los niveles de pobreza laboral.
Finalmente, en lo que se refiere a la participación laboral de las mujeres, se observa que en Guanajuato el 43 por ciento de las mujeres de 15 años y más forma parte de la Población Económicamente Activa (PEA), un punto por debajo de la media nacional. Por su parte, en Baja California Sur, la participación de las mujeres de 15 años y más en la PEA sube hasta el 55 por ciento, 12 puntos por arriba de la estadística en Guanajuato. Por ello, es posible intuir que mientras más participan las mujeres en la vida laboral, habrá un mayor ingreso en los hogares y, por lo tanto, menor pobreza laboral se sufrirá.
De esta forma se abren las ventanas de oportunidad para combatir la pobreza laboral en Guanajuato y con ello avanzar de forma real y sostenida en el desarrollo integral de las y los guanajuatenses y el combate a la pobreza estructural. Es necesario que el estado avance en la generación de empleos que requieran mayores perfiles laborales para lograr combatir el desempleo con el aumento de la productividad laboral, generado así mayores aspiraciones salariales. Por otro lado, el combate a la informalidad y a la brecha laboral por razones de género debe de ocupar un lugar central en la agenda del desarrollo económico del estado.
La creación de empleos como fin superior del desarrollo económico no asegura, ni en niveles básicos, el desarrollo integral de las personas y el combate a la pobreza. Pocas virtudes tiene una fuente de empleo parcial, informal, mal pagada o de baja productividad que no alcanza ni para el maíz y el trigo. ¿Habrá alguna relación entre los altos niveles de pobreza laboral y los altos índices delictivos en el estado? Definitivamente la hay, por lo que atender este tema no es solo es un asunto de justicia social, sino también una política pública para lograr la anhelada paz y tranquilidad.
La virtud del justo medio
Los empleos ligados a los sectores intensivos en el uso de ciencia, tecnología, ingeniería y aplicación de datos resultan alrededor de 20 por ciento mejor pagados que aquellos empleos ligados a las actividades de producción a través de métodos de repetición de procesos. No es solo en la industria, sino también en las actividades primarias y en los servicios, en donde es necesario profundizar en el desarrollo de la innovación en todos los niveles de trabajo. Hacer más productiva cada hora de trabajo genera mayores aspiraciones salariales y combate de forma eficiente las condiciones estructurales de la pobreza.