CELAYA, GTO. A 28 DE OCTUBRE DEL 2024.- Agradecer el favor recibido, encomendarse a él, pedir por la paz, por la familia e incluso haberse librado de la muerte, son algunos de los motivos que miles de devotos de San Judas Tadeo, santo de las causas imposibles le tienen a este personaje.
En la comunidad de la Concepción o más conocida como la “Concha” es donde se encuentra su ermita, lugar que desde el domingo 27 de octubre ha congregado a miles de devotos; provenientes de Celaya, Comonfort y comunidades aledañas. Por lo que se estima que podrían llegar más de 70 mil personas en este día.
Ya sea caminando, en vehículo, descalzos, moto o camión, las personas demuestran su fe, agradeciendo el poder acudir e incluso “pagar” las mandas que han prometido.
José Eduardo desde hace diez años aproximadamente es devoto de San Judas Tadeo.
“Me ha hecho muchos milagros, bastante, cada año vengo aquí a traer al santito más que nada, me ha sacado de muchos problemas, incluso una vez hasta me iban a matar y me salvó la vida hermano”, contó José Eduardo.
Quien le enseñó esta fe y devoción fue su tío José Luis, mismo que hoy lo acompañó para dar gracias.
“(¿Qué es lo que más le piden?) Pues que nos saque adelante más que nada, nos saque adelante y que nos vaya bien en el camino, en la vida y nos traiga buenas cosas más que nada y no nos lleve por el camino malo, nos lleve por el camino bueno y le pedimos y rogamos que nos saque adelante a nuestra familia, es lo único que le pedimos hermano”, finalizó.
Durante todo el día, hubo muestras de afecto de toda índole, desde el regalar comida, agua, nieve o incluso pulseras, también las ofrendas florales y por supuesto, como fondo la música, ya sea conjunto, banda o mariachi.
El tráfico desde la entrada a la comunidad de Tenería del Santuario, era evidente, pero eso no impidió que los feligreses caminaron, algunos protegiéndose del sol, otros con el vestuario clásico del santo y otros más con playeras con la imagen estampada.
José Gómez, otro devoto, desde hace tres años acude para dar gracias.
“Yo siempre he sido creyente, le pido que uno tenga fe, que haya paz”, comentó.
Finalmente, los asistentes pasaban a la capilla adornada, leían una pequeña oración, depositaban una ofrenda monetaria y encomendando a uno de los doce apóstoles, se retiraron con la fe y certeza de que sus plegarias fueron escuchadas.
