La Primera Guerra

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                                               “Nadie puede poner en el mismo pie de igualdad al agredido y al agresor, y nos acordaremos de aquellos que en este momento solemne no estén a nuestro lado”

Josep Borrell, español.  Representante de Asuntos Exteriores del Parlamento Europeo

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 La paz europea y por consecuencia la tranquilidad mundial se ha roto desde hace poco más de ocho días, el buenismo y los abrazos subsecuentes a canciones de unión y “un mundo mejor” dejaron de sonar como tal, la realidad nos golpeo de lleno en la cara y a mano abierta, Rusia comenzó el ataque y la subsecuente invasión a Ucrania.

He titulado esta opinión como la primera guerra a sabiendas que habrá quienes piensen que no es ni por asomo la primera guerra en este siglo XXI, sin embargo, querido lector, déjeme explicarle a qué me refiero, estamos en un cambio del mundo como lo conocemos, sí así es, pero también estamos ante la oportunidad de la madurez social.

El conflicto bélico iniciado por Rusia ha dejado a muchos políticos, países y organismos regionales y mundiales con las miserias al aire. Hace ya 30 años luego de la disolución de la URSS muchos buscaron y obtuvieron su independencia entre ellos Ucrania quien ahora padece ese reintento de aplicación de soberanía limitada intentando con ello impedirle que ejerza su derecho de autodeterminación quien como nación soberana tiene todo el derecho de solicitar el ingreso a la OTAN y buscar su adhesión a la Unión Europea sin embargo ésta última hace ya bastante tiempo había decidido aplicar el mea culpa, los males todos y cada uno eran culpa del viejo continente y así lo han aplicado, el buenismo llevado a exceso les hizo no solo pedir perdón por los sucesos del pasado sino hasta por ser blancos, más altos y un largo etcétera, hacer un acto de contrición, un análisis de lo que se hizo mal para no repetirlo está bien el problema es que se han creído las historias absurdas de quienes han justificado su incapacidad y falta crecimiento bajo el dedo acusador de “ellos, los europeos fueron” así se trajo hasta el siglo XXI una verdadera utopía, todo era economía verde, todos somos amigos y nos abrazamos, nada es de nadie y todo es de todos pero es que no todos piensan igual, el PCCH jamás ha perdido perdón por nada, Rusia mucho menos y así mientras la mayoría de los líderes europeos se encarnaba en la versión humana de Imagine de John Lennon había quienes continuaban su crecimiento y desarrollo armamentista haciendo con ello que los neo hippies europeos dependieran de ellos para casi todo lo más importante surgiendo así la política del happy flower, todo es bello y con palabras de amor y comprensión encontraremos la solución. La realidad no es así, la vida es dura y nos enseña a sobrevivir; algo que nuestros bisabuelos y abuelos sabían e intentaron enseñarnos. La realidad entonces nos ha puesto de manifiesto que ese infantilismo político ya muy acomodado en los cargos importantes de decisión política no solo no sirve, sino que nos lleva a un despeñadero como sociedad.

Cuando Alemania se reunificó se tomo como una cuestión lógica el desarme en Europa sobre todo en materia nuclear, en lo personal no estoy de acuerdo con las armas nucleares, pero ya están ahí ya existen y se debe tener mucho cuidado en manos de quienes están y quienes apoyan con insumos como el torio, plutonio, radio y uranio a su desarrollo. El accidente en la planta de Chernóbil dejo obviamente al mundo muy preocupado por el uso de una energía tan peligrosa así que se comenzó con el desmantelamiento de las plantas nucleares que servían para generar calor a los hogares en los crudos inviernos de Europa se comenzó una transición verde de forma rápida en donde muchos no se detuvieron a hacer un verdadero y riguroso análisis de pros y contras por el contrario, se enfocaron en generar energía limpia e importar hidrocarburos de otros países encareciendo la vida de los ciudadanos y reforzando la dependencia. Es precisamente dicha situación la que provoca que los principales mandatarios sobre todo los que forman parte del Grupo de Normandía estuvieran muy interesados en frenar lo que se veía como un simple juego de ataques estratégicos en las fronteras bien claro se tenían los efectos económicos del mismo.

Ahora bien, a pesar de las reuniones y continuas promesas de no ataque el 24 de febrero Rusia comenzó el asedio a Ucrania y fue precisamente ese sentimiento del happy flower el que llevo a los máximos representantes del mundo a amenazar con sanciones extremadamente leves tal como se le asustaba a un niño con la llegada del coco o el hombre del costal, Estados Unidos y Europa miraron hacia otro lado, estoy segura que todos pensaban hacer lo mismo que hizo Obama, coadyuvar en las negociaciones para finalmente convencer a Ucrania que debía perder Crimea y luego con la fallida y estrepitosa salida de las llamadas potencias de Afganistán dieron una clara señal de debilidad misma que hizo pensar al presidente Putin en una contienda rápida y exitosa.

¿Qué cambio? Nosotros cambiamos, esta es la Primera Guerra porque es una guerra totalmente híbrida, en sus orígenes el concepto nos refería a una guerra con ataques aéreos, terrestres y marítimos según el caso; empero ahora existe una herramienta igual o más poderosa que las armas, el internet. Esta guerra a demás de librarse en un territorio geográfico se está librando en las redes sociales, las plataformas han sido fundamentales para que los políticos cambien prácticamente en horas las posturas a este respecto. Recordemos claramente que son ellos una especie que generalmente solo tiene un pensamiento y es mantenerse en el poder así que lo único que realmente temen es perder el control. La reacción en las redes y la enorme rapidez en la consulta de las hemerotecas digitales han hecho que los gobiernos y órganos internacionales actúen con eficacia y casi al unísono, sus discursos con seños fruncidos y pucheros, hashtags y banderitas de Ucrania en su perfil no iban a detener al feroz Oso Ruso, resultaba insultante su infantilismo. Por el contrario, los ciudadanos nos encargábamos de expandir y re tweetear nuestras exigencias al respecto, el reproche, el juicio social a través de las diferentes plataformas dejaron a nuestros políticos tal como señale antes “desnudos y con sus miserias al aire”.

Es muy cierto que hemos escuchado diferentes puntos de vista y tal como lo dije al principio de esta opinión, la adultez y la realidad nos ha golpeado de lleno, no pueden seguir tratándonos como si fuésemos niños, tanto si se apoya a uno como al otro, pero siempre debemos hacerlo de forma consciente y habiéndonos documentado incluso desde los medios que no son de nuestra ideología eso nos lleva a tener una opinión informada, a tener criterio propio y no solo a repetir. Sumamente importante es jamás defender lo indefendible en este caso apoyar a Rusia a sabiendas que lo hace primero por golpear a la Unión Europea y segundo por recuperar viejas glorias de la URSS no debe ser excusa para ignorar la enorme y clara violación a los derechos humanos, atacar civiles, haber creado una “matrushka de Troya” en suelo ucraniano para luego reclamarlo es deleznable.

Segura estoy que al pueblo ucraniano lo habrían dejado solo si el presidente Volodímir Zelensky, hubiera huido tal y como le pedían los presidentes Biden, Macron o Johnson e incluso la presidenta del Europarlamento Úrsula von Der Layen, por el contrario, éste se rehusó a abandonar su país poniéndose a la cabeza de su pueblo porque no solamente es Ucrania, es la libertad de Occidente. La guerra nos puede costar cara y hablo en cuanto a las pérdidas humanas, pero más caro nos puede salir mirar hacia otro lado mientras los amedrentadores continúan asustándonos como diría mi abuela “con la mortaja del muerto” ya que Rusia tiene armas nucleares y así también occidente; de utilizarlas esto sería ya un juego de suma cero, nadie saldría ganando todos perderíamos. Yo en lo personal aun no quiero morir, pero mil veces prefiero morir peleando que vivir arrodillada porque esto va de democracia y libertad así que si queremos mantener ambas a veces a pesar nuestro se tiene que luchar para mantenerlas.

Por: Rayo Esmeralda Patiño

@RayoEsmeralda

Rayo Esmeralda Patiño

Rayo Esmeralda Patiño Rosales, Licenciada en Relaciones Internacionales por la ULSAB/UNAM y Master en Derecho Internacional, Derechos Humanos y Cooperación Internacional por la Universidad de Santiago de Compostela en España.

Ha colaborado en varias publicaciones para medios impresos y electrónicos, soy coautora del libro "La Diplomacia Municipal en México. Cinco Estudios de Caso" publicado por la UNAM.

Profesora en el área internacional de la ULSAB y de la Escuela de Derecho de la ULM así como del Colegio Universitario Rosenbluth.

Conferencista del 2012 a la fecha en el marco de los congresos nacionales de la AMEI (Asociación Mexicana de Estudios Internacionales A.C.).

Autora de la columna "CELAYA INTERNACIONAL 

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