La entendí o no la entendí…he ahí el dilema

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Existe una profundidad tácita de emociones y pensamientos expresada de manera muy artística en la visión de directores como Lynch, Tarkovski, Fincher o Buñuel. Cada diálogo, imagen, escena o momento tienen su razón de ser, y su a veces muy críptico simbolismo, nos lleva a eternas reflexiones e interpretaciones, que varían de un cinéfilo a otro, lo que genera debates muy interesantes.

Pero ¿qué pasa cuando solo te bombardean con una serie de imágenes, parte de multiversos (que para mí es un concepto tan utilizado que ya cansa) que exacerba las emociones, pero que contiene una pobreza de historia y narrativa de lo más triste?

Por supuesto que un tema como el amor a la familia de Todo al mismo tiempo en todas partes (2022) es importante, pero es una historia lineal, disfrazada de buenos efectos y una excelente edición y que la “crítica” ha colocado en un nuevo pedestal que algunos llaman: películas inteligentes, solo porque muchos no las entienden. Pero ¿es esto culpa de la audiencia o mérito del cineasta? Si es que puede llamarse logro, que un narrador no haya logrado hacerse entender

Tarkovski. Stalker 1979

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Kwan, Scheinert. 2022

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Y dentro de este “nuevo género” que pretende ser solo para intelectuales, se alcanza a colar en las salas el nuevo largometraje Beau tiene miedo de Ari Aster, creador de Hereditary (2018) y Midsommar (2019).

La historia de este film nos introduce a la vida de Beau (Joaquin Phoenix), un hombre maduro lleno de inseguridades, miedos y paranoias provocadas por su controladora y abusiva madre Mona (Patti LuPone).  A pesar de su renuencia, Beau debe volver a casa con motivo del aniversario luctuoso de su padre, pero en el trayecto se encontrará con varias situaciones y personajes que lo enfrentaran con sus más terribles fobias.

Las opiniones ya se dividen. Mientras que algunos la consideran una joya que analiza y empatiza con personas que padecen alguna patología psíquica, otros tantos aseguran que es el ego del director en obstinarse en presentar una película de tres horas (que originalmente había anunciado que serían cuatro) con una historia pretenciosa llena de imágenes confusas y subrelatos que no llevan a ningún lado, para finalmente llegar al espectador, que sale confundido de la sala sin saber qué fue lo que pasó.

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