El futuro de las niñas y niños mexicanos está contra las cuerdas, ¡SOS!

banner el justo medio

Los efectos sociales, económicos y políticos de la Pandemia por COVID-19 han marcado a la humanidad generando un referente histórico en una era de dolor. En carne propia, de una o de muchas formas, hemos sufrido en nuestro estado físico, en la pérdida de familiares y amigos, hemos atravesado por crisis económica, de empleo, de ingresos, de salud pública, de convivencia social; se ha deteriorado la salud mental y se ha comprometido la dinámica de las comunidades. También es cierto que, en muchos casos, el aprendizaje ha sido parte de este proceso en el que la resiliencia ha sido una virtud nacida desde el propio sentido de supervivencia.

Entre todos los efectos de la Pandemia, lo ocurrido particularmente en la educación de las niñas, niños, adolescentes y jóvenes se debe de visibilizar, medir y atenuar con prioridad estratégica, pues sus consecuencias trascenderán por generaciones. De acuerdo a la UNESCO, en México el cierre de las escuelas ha sido más  prolongado que en la mayoría de los países; con 75 semanas con las aulas cerradas, México se ubica cerca de Uganda, país en el que la suspensión de clases presenciales fue la más prolongada del Mundo con 83 semanas.

La  mal diseñada y ejecutada estrategia de educación a distancia y la crisis económica que la COVID trajo a los hogares, generó un importante incremento en la deserción escolar que sepulta las esperanzas de una vida mejor para millones de niñas, niños, adolescentes  y jóvenes mexicanos. La encuesta “ENCOVID-19 Infancia” de la UNICEF y la Universidad Iberoamericana, señala que el 8 por ciento de los hogares con integrantes de 4 a 17 años reportó que algún menor no se inscribió a la escuela en el actual ciclo escolar. Entre ellos, el 44 por ciento abandonó los estudios en primaria, el 19 por ciento en secundaria y el 26 por ciento en preparatoria.

Para aquellos que no desertaron el panorama tampoco es alentador; el rezago en aprendizajes significativos en las alumnas y alumnos pudiera ser irreversible. El IMCO estima que más de 19 millones de estudiantes estuvieron expuestos al riesgo de no haber avanzado en los aprendizajes que correspondían a su ciclo escolar durante el periodo de cierre de las escuelas, lo que equivale al 57 por ciento de la matrícula nacional. De forma improvisada, en México se pretendió diseñar un sistema de educación a distancia cuando el 48 por ciento de los hogares no tiene acceso a internet y el 62 por ciento no tiene computadora, laptop o tableta.

Los efectos del rezago tendrán impactos permanentes en las niñas, niños, adolescentes y jóvenes mexicanos; el Banco Mundial ha estimado que la pérdida de aprendizajes significativos equivale a 2 años de educación, lo que significa que el perfil de competencias académicas de un mexicano promedio se redujo a tan solo el primer año de secundaria. Dicho de otra forma, los aprendizajes con los que un mexicano promedio habrá de enfrentar su futuro son los que se adquieren hasta el primer año de secundaria. Ello deja fuera conocimientos básicos de álgebra y matemáticas más avanzadas como trigonometría y cálculo diferencial e integral, deja fuera también cocimientos introductorios de ciencias, particularmente de física y química, deja fuera habilidades de comprensión de textos y deja fuera el desarrollo de habilidades básicas de manejo de información y datos a través de herramientas tecnológicas, como computadoras u otros dispositivos de tecnologías de la información.

Entre otras consecuencias, lo anterior preocupa porque el desarrollo de competencias y aprendizajes en un individuo está estrechamente ligado a la capacidad que tendrá de generar ingresos en el futuro; el Banco Mundial señala que la pérdida de 2 años de aprendizajes implica la reducción del 8 por ciento en los ingresos futuros de un individuo a lo largo de su vida productiva. Ello implica que cada hogar en México, de acuerdo a lo que señala la Encuesta Nacional de Ingresos y Gastos de los Hogares 2020, dejará de percibir en promedio mil 340 pesos mensuales por efecto de la brecha que la falta de aprendizajes ha abierto en las actuales generaciones de estudiantes durante todos los años en los que las niñas, niños, adolescentes y jóvenes actuales se mantengan como parte de la  población económica activa. La pérdida de ingreso por falta de conocimientos adquiridos es el equivalente a 7.7 días de trabajo al mes considerando el salario mínimo vigente en el 2022.

Pero el aislamiento social y tensión a la que se ha sometido a las y los estudiantes en México no afectará solo sus competencias e ingresos en el futuro. La salud mental de niñas, niños y adolescentes se ha visto vulnerada y pone en riesgo la creación de entornos sanos para el desarrollo integral de las familias en el futuro. De acuerdo a la “ENCOVID-19 Infancia”, el porcentaje de  personas que reconoce haber sufrido síntomas severos de ansiedad es mayor en los hogares en los que habitan niñas, niños y adolescentes. Han existido momentos desde que las escuelas fueron cerradas en los que hasta el 39 por ciento de los hogares con infantes o adolescentes han tenido integrantes con cuadros de ansiedad graves.

La encuesta señala alarmantes incrementos en comportamientos que son síntomas de la vulnerabilidad de la salud mental de las niñas, niños y adolescentes en México, como el aumento de quienes sufren pesadillas frecuentemente, el incremento de quienes han dejado de comer o han perdido el apetito, el incremento de ellas y ellos que comenzaron a comer en exceso o subieron mucho de peso, el aumento de infantes y adolescentes con dolor de cabeza frecuente, el incremento de quienes se sienten tristes o con falta de ánimo, el aumento de quienes no pueden dormir o despiertan por las noches, una mayor proporción de niñas, niños y adolescentes agresivos y el incremento de menores que sufren de miedos nuevos o recurrentes.

Urge el rediseño emergente de los planes de estudio en educación básica y media superior, para poner énfasis en remediar el rezago en habilidades matemáticas, ciencias básicas, comprensión de textos y análisis e interpretación de datos. Se debe de retomar un esquema de evaluación del aprendizaje con visión nacional, estandarizado y comparable a través del tiempo. Por otro lado, es necesario visibilizar los problemas de salud mental de las y los infantes y jóvenes, desarrollar estrategias para reforzar la educación emocional y poner los derechos de las y los menores en el centro del diseño presupuestal en los tres niveles de gobierno.

Cualquier sociedad  debe de aspirar a crear las condiciones para que sus niñas, niños y jóvenes se desarrollen, estudien y adquieran las competencias necesarias para alcanzar un mejor nivel de vida; la ausencia de políticas que atenúen el impacto de la Pandemia en México compromete la vida de generaciones completas, a las que ante la incapacidad de ofrecerles  una oportunidad para romper los ciclos de pobreza se les pide que mejor “dejen de aspirar”.

La virtud del justo medio

Transparencia internacional publicó el ‘Índice de percepción de la corrupción 2021’ en el que se evidencia que México no ha avanzado en el combate a la corrupción. Ocupando el lugar 124 de 180 países y la peor posición entre los miembros de la OCDE, el país enfrenta el reto de salir adelante de la crisis sanitaria en medio de un discurso público estéril, cínico y manipulador. La destrucción institucional ya no tiene justificación; la casa se está quemando y las niños y niños están atrapados en ella.

 

Suscríbete al blog por correo electrónico

Introduce tu correo electrónico para suscribirte a este blog y recibir avisos de nuevas entradas.

Únete a otros 174K suscriptores