De acuerdo a la información que presenta el Estudio Mundial de la Infancia de la UNICEF, en México hay alrededor de 38 millones de niñas, niños y jóvenes menores de 18 años, de ellos 10 millones tiene menos de 5 años. Cada año nacen en el país casi 2 millones de bebés. Por cada mil bebés que nacen en México, 13 mueren entre los 0 y los 5 años de edad, tasa muy elevada comparada con 4 muertes infantiles por cada mil habitantes observada en Dinamarca, país que el Presidente López suele tomar como referencia al calificar al sistema de salud de México.
Más allá de las ocurrencias de las mañaneras, los datos son contundentes y rebasan el discurso demagógico. Un bebé que nació en México en el año 2021 redujo su esperanza de vida tres años, comparado con un niño que nació en el año 2019. Temas fundamentales para procurar la salud de niñas, niños y adolescentes, como el de la vacunación, han tenido un desempeño desastroso en la actual administración federal. Por ejemplo, entre el 2019 y el 2021, la cobertura de vacunación de la primera dosis contra la difteria, la tosferina y el tétanos se redujo del 90 al 83 por ciento. La cobertura de lactantes que recibió la segunda y la tercera dosis se redujo de 88 a 78 por ciento.
En el México de la 4T, 316 mil niñas y niños de dos años no cuenta con una sola vacuna, solo 1 de cada 4 niñas y niños de dos años tiene el esquema de vacunación completo. En el 2022 no se ejerció el 75 por ciento del presupuesto en vacunación y entre el 2023 y el 2024, el presupuesto se redujo a la mitad.
La dramática caída en la cobertura de vacunación no se observa solo en el esquema básico; por ejemplo, el porcentaje de adolescente de 10 a 19 años que viven con VIH y reciben terapia antirretroviral se redujo de más del 95 por ciento en el 2019 a solo el 27 por ciento en el 2021.
Según el Consejo Nacional de Evaluación de la Política de Desarrollo Social, el CONEVAL, la población de menos de 18 años que sufre carencias por la falta de acceso a los servicios de salud se triplicó entre el 2018 y el 2022. Hoy en día, en México, 42 de cada cien niñas, niños y jóvenes está desprotegido en cuanto al acceso a servicios de salud. En el 2018, solo 14 de cada cien menores sufría de esta condición. La administración del Presidente López ha sumado 10.2 millones de niñas, niños y adolescentes al segmento de población que no tiene acceso a los servicios de salud.
Por el lado del tema de la educación, el resultado de la actual administración ha sido un lastimoso desastre. El pasado 4 de diciembre del 2023, la OCDE publicó los resultados de la evaluación aplicada en el 2022 a nivel global y por países evaluados. El resultado, en un ámbito comparativo con las evaluaciones obtenidas en el 2018, es vergonzoso para México. En la evaluación de habilidades matemáticas y de lectura de PISA, México se ubicó en la posición 36 de los 38 países evaluados solo después de Colombia y Costa Rica. Entre el 2018 y el 2022, México perdió el avance que había logrado acumular en el desarrollo de habilidades matemáticas en el período comprendido entre el 2003 y el 2009. Por otro lado, en la evaluación del área de ciencias, México se ubicó en la última posición de los 38 países evaluados. En esta área de evaluación, México retrocedió 9 puntos con relación a la prueba del 2018.
El rezago educativo en México es estructural; no se ha logrado combatir esta condición que secuestra a las niñas, niños y jóvenes en un ciclo de pobreza intergeneracional. Ante ello, el modelo educativo de ‘Escuelas de tiempo completo’ (ETC), creado en el ciclo escolar 2007-2008, prendía una luz de esperanza al final del oscuro túnel. En el 2021 el programa ya beneficiaba a 3.6 millones de niñas y niños en 25 mil escuelas en todo el país. El 51 por ciento de las niñas y niños que se había beneficiados con el modelo viven en zonas de alta y muy alta marginación.
El 28 de febrero del 2022, la Secretaría de Educación Pública dio a conocer la desaparición definitiva de las ETC; con ello, el gobierno federal arrebató de tajo al sistema educativo nacional un modelo innovador, con enfoque de equidad social y que, a pesar de ser perfectible, generaba resultados muy positivos para las y los estudiantes, los padres de familia y las y los docentes de educación básica. En el 2018 se estimó que, de logar ampliar el modelo de la ETC a las 120 mil escuelas ubicadas en zonas de alta y muy alta marginación, la brecha en los aprendizajes obtenidos entre ‘ricos y pobres’ se podría haber reducido hasta en un 20 por ciento.
Hoy las niñas, niños y jóvenes en México sufren de atrasos en su desarrollo integral por falta de acceso a servicios de salud y por un sistema de educación regresivo desde el punto de vista de la movilidad social. La prueba PISA 2023 evidencia que las y los estudiantes mexicanos han disminuido su nivel de satisfacción con la vida en general. Hoy en día, 1 de cada 4 estudiantes en México se siente solo en la escuela, y como un extraño o excluido de la misma. El 14 por ciento de las y los estudiantes en México declaró no estar satisfecho con su vida, 6 puntos por arriba del 2018.